Capítulo 3

58 3 0
                                    

Estábamos comiendo lassaña, me podría comer millones de platos, y ahora que lo pensaba, quería deciros, que me gustan las peleas de la televisión, los videojuegos y consolas, las adoro, y no me gusta ponerme un vestido, lo sé, perdónenme, no soy muy fenemina, pero bueno, cada uno es cómo es, ¿no?

MI primo, al fin, se dispuso a hablar pero no la mejor conversación, si no ésta;- Bueno prima, cuéntame, y nuestro otro primo, ¿dónde está?-me atraganté, mi prima corrió a darme un palmadas en la espalda y a ofrecerme un vaso de agua para que me tranquilizara. Por lo visto, mi prima Elena sabía de la muerte de mi hermano pero a mi primo Mario nunca le hablaron de ello. Lo miré y estaba confundido, con cara de ¿que he echo?.

-Y-o.... lo siento -me fuí corriendo a mi habitación, no me podían ver llorar, no ahora que estaba feliz de estar aquí-

________________________

(NARRA MARIO)

Estaba confudido, ¿qué había echo? No lo entiendo, solo le he preguntado por Aitor, su hermano mayor y se ha ido llorando a su habitación. Tengo que hablar con ella y averiguar qué le pasa y que es lo que no me han contado.

Traté de subir en silencio para que nadie se enterara de que iba a hablar con Laura. Llamé a la puerta y Laura estaba hablando con Pablo y ordenando sus maletas.

-Hola Laura... ¿Pue...do.. pasar? -dije-

-Sí, claro, pasa, Mario, oye Pablo, amor, corre a tu cuarto que ahora te traigo un vasito de leche antes de que te vayas a dormir, ¿vale?

-Vale hermanita -la abrazó, y después me abrazó a mí, -qué mono -pensé-

-Adiós primo -se despidió-

-Adiós Pablito -lo abracé, me despedí y se fue a su habitación dando brincos -reí-

- ¿Por qué te ríes? -dijo Laura-

-Por lo adorable que es Pablo, es una dulzura de niño -sonrió-

-Es verdad... -hizo una mueca con una sonrisa forzada-

-Oye Laura, yo.. lo si...-me interrumpió-

-Oye Mario, no tienes que preocuparte por nada, seguramente no te lo habrían contado, siéntate, te lo contaré -le hice caso y me senté al lado suya en una silla rosa-

-Nuestros padres se limitan a golpearnos y abusar de nosotros cuando quieran y mataron a mi hermano, le pegaron muy fuerte y le dió un infarto, fue al médico pero ya era demasiado tarde y mis padres le dijeron el motivo por el que mi primo fuera al médico, era porque se había lastimado jugando al fútbol, y no lo puedo soportar, siento que ya no estoy protegida ni segura con nada, que me puede pasar algo en algún momento por culpa de mis padres, son unos  asesinos, AItor murió hace cuatro años, y soy yo, la que tendría que estar en el cielo, no él -dijo llorando, no podía verla así, me lastima mucho-

-Qué hijos de puta por dios, lo siento Laura, tus padres nos las pagarán, estoy dispuesto a ayudarte a todo lo que quieras hacer para vengarte de tus padres, ahora entiendo porque te fuiste de Málaga, vuestros padres os maltrataban, y ah, lo siento por lo de tu hermano -me puse triste- pero tu no eres la que tienes que estar en el cielo, no digas eso -le besé la frente-

-Nos vemos mañana priimita, te quiero -le dije y me iba yendo-

-Primo, espera, no te vayas, te puedes a quedar aquí a dormir conmigo, necesito compañía -dijo llorando, como le iba a decir que NO-

-Claro que sí Laura, échate a un lado -sonreí-

Y después de haber pasado 10 minutos charlando, caímos en los brazos de morfeo.

Una nueva vida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora