CAPITULO 2

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La mañana fue diferente.

Con lo ocurrido ayer, con esos chicos y la cafetería bonita, me dio por ir de nuevo. Digo, es que era muy tranquila pero esa vez no me sentía tan sólo y tenÍa algo con qué entretenerme.

Me di un buen baño está vez y me vestí formal, para tomar un café otra vez.

Tomé mi aparato pesado y me lo coloqué en mi garganta.

Antes de salir, me detuve a observar mi departamento como siempre. Todo igual, vacío. Cerré la puerta.

...

Llegué a esa cafetería bonita, desprendía un aroma a café y pastel dulce. Miré a las personas que habían venido y... Parecían las mismas de ayer. Eran ancianos con vidas tranquilas y creo que eran de esos que tenían mucho dinero. Me senté en la misma mesa en la que me había puesto ayer. Era esta y la del chico sonrisa que estaban vacías.

─Oh, Seokjin, tráeme unos waffles de Zarzamora y un café ─ dijo una señora anciana.

<<Le dice por su nombre.... >> Pensé. Quizás ellos ya han venido durante mucho tiempo que hasta se sabe su nombre sin ver el gafete.

─En seguida se lo traigo, señora Lee─ dijo el mesero.

─Oh, pero esta vez dile al pequeño Jungkook que no le ponga tanta mermelada, sé que quiere hacer ese bonito detalle, pero dile que no lo haga─.

No parecía decirlo de mala manera. Su voz era dulce, como si le hablara a sus nietos.

─Me encargaré de eso, no se preocupe─ le dijo.

Yo ya empezaba a tener hambre, así que levanté mi mano. El chico vino en seguida.

Un café─ le dije.

─¿Algo más...?─ Le negué con la cabeza ─en seguida se lo traigo─ y se fue.

Justo cuando eso pasó, los chicos del día anterior cruzaron la puerta.

─¡Buenos días!─ dijo el chico sonrisa.
Todos le dijeron lo mismo de vuelta. El chico alto le tomó de la mano, pero el contrario se soltó. Susurró algo para él.

El mesero ya volvía con mi café y yo despegué la mirada de ellos.

─Aquí tiene─. Me puso el mismo bol con distintos tipos de azúcar y una cuchara. Acomodó todo bien, era de esos que se molestaba en hacer bien su trabajo. ─¿Se le ofrece algo- ─

─¡HOSEOK! ─en todo el lugar, se escuchó un sonido estruendoso y todos se alteraron.

<<¿QUÉ PASÓ?>> Quizás me preguntaba lo mismo que muchos de aquí. El mesero fue rápido a ayudar a quien al parecer se había caído.

─¡Dios mío, chico! ¿Estás bien?─ un señor se acercó para ayudar también. Uno la cual calculo que tiene como 50 años por ahí. 

─¡si, estoy bien!─ se levantó con la ayuda de esos tres hombres. Su sonrisa seguía ahí... Eso.... Me pareció único. ─Lamento mucho de verdad que los haya preocupado. Fue error mío, descuide. ─ les dijo a todo el mundo con una mano puesta en su espalda baja.

─Ten más cuidado, joven Hoseok─ dijeron algunas señoras por ahí.

Todo pasó y yo seguía en mi lugar. Pude haberle ayudado, pero ni siquiera sabía que había pasado exactamente. Espero que de verdad este bien.

Su amigo le acomodó la silla esta vez, como lo había hecho ayer. 

Transcurrió el día y yo me la pasé escuchando gran parte de la conversación de Hoseok  y el segundo chico.

─Hoseok escúchame...─ hizo una pausa ─no te sueltes de mi mano a menos que yo lo haga. Te pudiste haber lastimado─

─Namjoon, por milésima vez, no soy un niño. ─

Susurró algo molesto el chico llamado Namjoon. Tenían una pequeña discusión a base de susurros escandalosos que hacia distorsión en sus palabras. No alcanzaba a escuchar del todo. Yo seguí fingiendo que leía una noticia en mi celular.

De repente se escuchó que golpearon la mesa. Mi vista de inmediato se enfocó en ellos.

─Namu, cariño, no te pongas así─ dijo una señora con un broche creo color rosa ─, hay que comprender que es un hombre, y los hombres a veces son orgullosos─

<<Eso es verdad.>>

─También...─ esta vez se dirigía a Hoseok ─Hobi, cariño, comprende que vas a necesitar la ayuda de alguien más, valora todo lo que Namu hace por ti. Es por tu bienestar─. Sus palabras eran como los de una madre. Dulces como esas golosinas de los niños mocosos.

─Lo comprendemos, señora Sora─ dijeron al mismo tiempo. Después de eso ellos no se hablaron por un rato hasta que se acabaron todo lo que el mesero Seokjin les trajo. 

─Para que se distraigan un poco─ empezó el compañero de esa mujer llamada Sora─¿qué tal si vamos a comprar algún ramo de flores? De esas que huelen increíbles, sé que al chico Hoseok le encanta oler flores con aromas exóticos ─.

Hoseok, quien estaba con sus brazos cruzados, sólo asintió sin mirarlos. De hecho, él no levantaba la mirada en ningún momento.

─Jin, la cuenta por favor─ el mencionado llegó de inmediato, pero no les dio ni un papel. Namjoon le dio las gracias y un fuerte apretón de manos.

Le tomó de la mano a Hoseok y lo hizo levantarse para llevarlo por esas flores. Al cabo de unos minutos, abandonaron la cafetería. Ahora se sentía más tranquila de lo común, sin ese par, sólo era una cafetería para personas adultas con dinero.

Comencé a aburrirme y decidí también abandonar el lugar e irme de nuevo a casa.
Ahora tenia mi cabeza llena de la escena de un par de amigos teniendo una discusión de susurros. Es curioso pues, hasta los mejores amigos tienen sus peleas de todos los días. Yo no recuerdo la última pelea que tuve con mi mejor amigo... pensándolo bien, no recuerdo quien era mi mejor amigo. Extraño algo que no recuerdo ¿cuánto tiempo ya pasó? ¿16 años? ah. 





𝕊𝕚𝕟 𝕧𝕖𝕣. 𝕊𝕚𝕟 𝕙𝕒𝕓𝕝𝕒𝕣.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora