ESPECIAL EXTRA

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Este especial está inspirado en el famoso mundo del omegaverse. Me interesa mucho practicar este tipo de narrativa.
Es Hoseok como chico Omega que es ciego, con su alfa Yoongi, que es mudo. Es una especie de continuación pero en omegaverse.
M-Preg

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Narra Yoongi

Hoseok me estaba llamando desde la habitación que compartíamos. Mi mente dejó de ocuparse en todo lo que hacía solo para atender a mi chico omega. El perro guía que habíamos adoptado empezó a ladrar con suavidad. La cabaña estaba impregnada de ese aroma tan dulce a leche que desprendía mi amado. Un aroma completamente embriagante, capaz de volverme loco y vulnerable al mismo tiempo.

Este chico estaba en la cama más grande que encontré, sentado, a punto de llorar por tercera vez en el día. Rodeado de prendas, sábanas y almohadas de toda nuestra pequeña casa.
Me pedía un abrazo con sus brazos abiertos, con su linda mirada en algún punto muerto. En cuanto crucé la puerta, supo que estaba cerca suyo, pues su olfato era más sensible que el mío.

—Yoongi, mi pecho duele... — lo abracé teniendo el máximo cuidado con su vientre. —Están creciendo mucho— se tocó para masajear un poco. Acaricié su cabello y le di un tierno beso en la frente. Ver a mi Hoseok quejarse durante la gestación daba una sensación de placer y felicidad. Era tan lindo, hermoso entre todas esas prendas mías por toda la casa. Fui por la caja parlante y la abroché a mi garganta.

—¿Te place ir al lago esta noche? —. Su rostro se iluminó al escucharme. Como un niño chiquito aplaudía de alegría.
Era nuestro lugar favorito. Un lago entre un pequeño bosque que estaba cerca de nuestra cabaña. A Hoseok le había fascinado la idea, pues durante su embarazo era la única actividad que le permitían. El agua le iba bien, como una especie de terapia relajante para ayudar a calmar los dolores y tranquilizar a su bebé. No dudó en vestirse con una bata para llevarlo caminando hasta ese lago cristiano, sujetando su suave mano.

No sólo dirigía a mí novio a un bello lugar para que se divierta a media noche, también llevaba un tierno cachorro travieso que no permitía a su madre dormir. El vientre de mi amado era muy grande, lo hacía ver tan tierno y vulnerable ante mí, pero es cierto que a veces se ponía muy caprichoso con las cosas.

—Yoongi, apúrate — me dijo el chico ciego, esperando a ser guiado hasta el bosque. De prisa salí de la cabaña rumbo a nuestro destino con la luna iluminando nuestro camino. Era un poco más difícil dirigir y cuidar a Hoseok cuando el sol no está. Él confiaba plenamente en mí, pero no en el suelo que pisaba. Yo también estaría asustado si hubiera cosas que no querría pisar a media noche.

Sus charlas eran muy entretenidas, tanto que ni siquiera se dio cuenta cuando llegamos al lugar. El canto de los insectos combinaba con los sonidos de las pequeñas y suaves olas del lago.

—Amo ese aroma. Es idéntico al tuyo—. Dijo sosteniendo la parte baja de su vientre abultado. Sabía bien a lo que se refería. Siempre me ha dicho que desprendo un olor fascinante a petricor, muy similar a este lugar.

Puse nuestras pertenencias en una canasta, poniendo a salvo la caja de acero y mi ropa. Tomé la orilla de la bata que lo cubría y la quité por completo, dejando su cuerpo expuesto a la luz de la luna. Me detuve un momento a admirar toda una escultura preciosa sin creer que dentro de él llevaba mi pequeño cachorro sin nombre. Era magnífico en todo su esplendor. Aún me costaba creer que todo eso era mío.

—¿me estás mirando? — dijo en una sonrisa tímida. Yo solo sonreí porque había adivinado justo lo que estaba haciendo. Me conoce bien.

Tomé su mano y lo introduje con sumo cuidado al agua. Mi corazón se hinchaba de amor con cada sonido que hacía por las condiciones en la que estaba. Tan fría que daba ligeros temblores involuntarios.
Nos sentamos en la orilla teniendo el ligero impacto de las olas en nuestros cuerpos. Abracé a Hoseok por la espalda sujetando a mi bebé dentro de esa gran barriga suave. Todo eran tan tranquilo, una paz que sólo nosotros teníamos. Las piernas de Hoseok chapoteaban dentro del lago y de vez en cuando, con sus manos mojaba mi rostro. Para él, era divertido sacarme gruñidos cada vez que mojaba mi cara.

𝕊𝕚𝕟 𝕧𝕖𝕣. 𝕊𝕚𝕟 𝕙𝕒𝕓𝕝𝕒𝕣.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora