CAPÍTULO 9

131 22 0
                                    

Sus ojos permanecían cerrados. Las líneas más bonitas provenientes del chico más lindo de todo el mundo. No exagero cuando hablo de él, es una joya que ahora tenía a mi lado. Su mejilla estaba aplastada con su propio peso, hacia un tierno bulto que era tentador tocar.  

Estiré mi brazo para alcanzar mi móvil y no pude evitarlo. Le tomé una foto silenciosa y volví a mirarlo. 

<<Eres tan lindo... >> pensé. 

Acaricié su cabello y este sintió el tacto. Se movió un poco para acomodarse en mis brazos.

No quería que esto acabara nunca. Quería tenerlo en mis brazos toda la vida si es posible, oliendo su aroma a vainilla y viendo aquellos ojos, y esos labios... no podía creer que ya haya probado de ese manjar. Son tan suaves y rositas, mejor que cualquier pastel dulce o café matutino. Sentí la tentación de probarlos de nuevo, pero creí que sería de mala educación. 

La desgracia llegó, su alarma sonó desprevenida. Ya eran las 7:30am

—hmmm noo~, apaga eso...— me ordenó adormilado. No se quiso levantar, estaba aferrado a mí. Sentía cosquillas ¿estaba olfateando mi pecho? —Hueles a café...— me dijo y lo abracé con un poco más de fuerza. No quería, pero tenía que alimentarlo. Traté de levantarme, pero el chico me lo impidió. —nooo~, espera... 5 minutos más....— me volvió a decir. Alcancé el parlante. 

¿no tienes hambre?— Se quedó en silencio un buen rato —¿Hoseok?

—...un poco...— me contestó. 

Iré a prepararte algo. Venga, levanta— yo lo hice, con trabajo, pero logré levantarme de esa cama. Quien no quiso fue Hoseok. Dejé que siguiera dormido, quizás estaba cansado. Antes de retirarme de la habitación le di un beso en su frente. 

En la cocina empecé a cocinar lo que pude. Hoy regresaba Namjoon, quería aprovechar el tiempo que me quedaba, pero ¿qué podía hacer? era difícil pensar, ya que nunca me había ... ¿enamorado?

Deseaba poder hacerlo reír. Lo lograba si era una tontada mía. Es algo inevitable. 

Pasaron los minutos, tenía todo preparado. Cuando fui a buscarlo, el chico ya venía en el pasillo, tocando las paredes. 

Buenos días, dormilón—  

—Sí que son buenos días— me dijo. 

Nos sentamos a desayunar mientras hablamos de las cosas cotidianas. Mientras esperábamos la llegada de Namjoon, Hoseok quiso salir a su patio a sentir el sol en su rostro y el pasto en sus pies. Se veía tan contento arrancando es césped. 

—¿por qué arrancas el pasto?—

—Sus hojas, al cortarlas, desprenden ese aroma tan fresco y queda impregnado en mis dedos. Tendré olor a pasto un buen rato— rió oliéndose esos dedos. 

—¿en serio?— 

—De verdad. Mira— alzó su mano y con gusto la tomé. No sólo hice aquello, sin decirle le besé su dorso. —Min Yoongi~— me reprochó con un puchero adorable. Sonreí al igual que él. Amaba verlo tímido, con sus orejas en tonos rojos y esa sonrisa impecable. 

Permanecimos un rato afuera mientras pasaba el tiempo. Hoseok es como un niño, cierto era que no quería estar en un solo lugar. Pasamos del patio a su sala de nuevo, y de su sala a su habitación. 

—Pensé que habías nacido aquí— dijo acostado en mis piernas. 

Vine por trabajo, aunque al final me ofrecieron un puesto mucho mejor, en donde puedo trabajar desde mi departamento, pero no volví con mi familia— le dije mientras acariciaba su cabello. Sus ojos poco a poco se cerraban de sueño. 

𝕊𝕚𝕟 𝕧𝕖𝕣. 𝕊𝕚𝕟 𝕙𝕒𝕓𝕝𝕒𝕣.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora