EPÍLOGO

142 18 6
                                    


Los días pasaron muy rápido. Hoseok se sometió a muchos estudios y análisis de muchos tipos cada dos días.
Yo con gusto lo acompañé a todas esas veces, le compré todo lo que necesitaba para sentirse cómodo. Le ayudé a Namjoon a pagar los estudios, aunque este al principio se negaba, pues pensaba que era una molestia. Le dejé en claro que pagaría todo lo que fuese necesario para Hoseok. Eso de ser tacaño estaba quedando en el pasado solo por ese chico.

Todos los días lo visitaba y me quedaba hasta altas horas de la noche para acompañar a mi pequeño novio y aliviar su dolor. Ya no pasaba mucho tiempo en mi departamento, solo llegaba a darme un baño. Trabajaba en su casa con mi laptop teniendo a mi lado a Hoseok dormido. Era bonito tener ese tipo de compañía. Antes, siempre me tocaba tener estrés con soledad, pero ahora eso había cambiado.

Mi chico alegre estaba apagado, así que a diario me encargaba de animarlo dando mimos o llevándole flores olorosas o dando comida deliciosa. Sólo para él.

Namjoon en ocasiones me ha dicho que parezco una niñera, y siempre respondo que era un placer serlo para él.

Los amigos de Hoseok venían a visitarlo de vez en cuando. Me llenaba de euforia verlo sonreír y reír con esos chicos de la cafetería. Ya no se sorprendían verme siempre en la casa verde. Aunque no les dirigía la palabra, me incluían en casi todas sus actividades, como un amigo más. Tenía en corazón lleno de alegría.
Sentía que por fin pertenecía a un grupo de amigos.

Incluso pasaron meses después de aquel día en donde Hoseok estaba arruinado completamente. Fue su único día en donde se había dejado llevar por esos sentimientos.

No era como si no lo quisiese. Yo anhelaba darle ese tipo de atención, pero ese no era el momento ni la forma correcta. Hoseok estaba desesperado por calmar su dolor, olvidar por un momento aquella noticia encerrándonos en la burbuja lujuriosa. Yo no quería que nuestra primera vez sea recordado de esa forma.

Al fin y al cabo, esa noticia fue inevitable.

Ya no había algún remedio para que Hoseok recuperara la visión. El oftalmólogo había dicho que su nervio óptico estaba muy dañado. Yo también me había quebrado por la noticia. No podía imaginarme el inmenso dolor que cargaba Hoseok todos los días.

Retiro lo una vez dicho. Hoseok era el chico más fuerte del mundo.

—Yoongi— me llamó muy cerca de mi rostro. Estábamos en su habitación a oscuras total. Se supone que deberíamos estar dormidos, pero justo ahora era como la miel. Un pequeño sonido salió de mi garganta provocando una risita linda de mi novio. —Yo... solo quería decirte que estoy muy agradecido con todo lo que has hecho por mí—. Yo no entendía por qué justo ahora me decía palabras tan suaves. No podía decirle nada, mi caja estaba lejos de mí y estaba atrapado en los brazos de Hoseok con una de sus piernas encima mío. —No hace falta que digas nada. Conozco tus pequeños sonidos— eso me hizo sonreír —A pesar de que no pueda verte, pienso que incluso la oscuridad es hermosa si estás conmigo—. Acaricié su espalda y él guardó silencio por un momento. —Gracias por ayudarme a ser fuerte. Pienso que no hubiera soportado todo esto sin ti—. Acerqué mi rostro para darle un beso en su mejilla. Pude sentir como este sonreía ante el acto.

Hoseok era muy hermoso. Entre nosotros no había obstáculos que impedían amarnos. Estaba tan agradecido de aprender con este chico las múltiples razones por las que las personas se sienten indefensas y al mismo tiempo fuertes ante un sentimiento tan complejo.
Estaba seguro que sin Hoseok, mi mundo sería de blanco y negro, un monocromo.

—No es tan malo como pensé— siguió en susurros. —El lugar que tú decidas, será mi lugar seguro — tanteó mi rostro y dio pequeños y suaves golpecitos en mis ojos. —Seré feliz y pleno sabiendo que tengo nuevos ojos—. Mi corazón se hincho de amor al escuchar aquellas palabras. No pude evitar sonreír ampliamente a punto de romper en un pequeño llanto. Le besé con cierta pasión sus bellos labios blandos siendo correspondido de la misma manera. Amaba tanto su ser, y no podía describir lo embriagante que era Hoseok.
Quizá él no lo sabe, pero Jung Hoseok es mi bonita voz faltante. Lo único que necesito para sentirme completo.

𝕊𝕚𝕟 𝕧𝕖𝕣. 𝕊𝕚𝕟 𝕙𝕒𝕓𝕝𝕒𝕣.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora