Capítulo 2

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"Pueblos de la misma sangre corresponden a una patria común"

Adolf Hitler

Una mañana agotadora. He pasado todas y cada una de las horas matinales haciendo la revisión de todos los pacientes. No quiero que se me malinterprete, adoro este trabajo por muy arduo y agotador que sea. Nací para esto pero algunos pacientes consiguen agotar mi paciencia.

Esos pacientes agotadores son los "enfermizos", no puedo con ellos. Mi deber como médico es hacer todo lo posible por salvar una vida y así me lo exige el juramento hipocrático pero mi "deber" está primero para con mi patria y con los míos, los alemanes. Curar a un enfermo patológico sólo hace que degenerar la raza, nuestra raza. No es lo mismo curar a heridos por causas externas o enfermos puntuales que se recuperarán que a personas predispuestas a la debilidad. Los patológicos lo llevan en la sangre y lo traspasarán a su progenie haciendo a nuestra raza más débil. Si la naturaleza selecciona a los más fuertes es por una buena razón. He visto a muchos "enfermizos", sé de lo que hablo cuando digo que son un lastre, no sólo para la raza sino para la sociedad en sí. Nuestro Führer tiene mucha razón cuando dice que si la sociedad protege al débil se volverá débil con el tiempo. Sé que son palabras duras en oídos de un no ario, que podrían parecer crueles y que no casan con un médico, el cual su fin es salvar vidas. ¿Cómo va a querer que mueran sus pacientes alguien que se dedica a salvarlos? Es sencillo, el bien que hace su desaparición es mayor para todos que el mal que hace su existencia, sobre todo si tienen descendientes. ¿Acaso no prefiere un domador tener caballos fuertes y sacrifica a los débiles o al menos les niega la descendencia? ¿No se preocupa luego de cuidar, con sumo cariño, a sus mejores caballos?  El fuerte necesita cuidados para cuando se debilite, los cuidados son para volver a fortalecerlo, pero el débil nunca será fuerte pues lleva en su sangre debilitarse y debilitar a los de su alrededor. ¿Acaso no nos sentimos más fuertes cuando nos vemos rodeados de gente valerosa? ¿Y no sucede lo contrario con la gente derrotista, perezosa, en definitiva, "enfermiza"? Si soy sincero conmigo mismo, si los mantengo con vida o les atiendo es por... no sé por que lo hago, pues no creo en su salvación, sino más bien en su aniquilación, pero aún no poseo la suficiente fortaleza para hacerlo.

Ophelia me ha sacado de mis pensamientos. Estoy tan absorto en ellos que ni siquiera he probado bocado. Los "enfermizos" me atan el estómago. Se ha sentado a mi lado. Ella también está cansada, ha estado toda la mañana detrás de mí. Ophelia...es una gran profesional. Muchos de mis colegas no aprecian a las enfermeras, las consideran inferiores. No se dan cuenta del gran apoyo logístico que hacen. Sin ellas, los médicos no podríamos estar en todo. Su eficiencia nos hace a nosotros eficientes. Si algún día se revelasen contra nosotros, muy probablemente crearían el caos. Mis colegas las degradan pero no sabrían vivir sin ellas, por suerte yo las valoro en su justa medida, de ahí que haya cola de solicitudes para entrar en este hospital como enfermera. No llevo el mejor hospital de la ciudad por casualidad. Aprendí muy bien de mi padre el buen trato a las enfermeras, pues como él ya me decía, son esenciales para la buena marcha de cualquier hospital. Solía decir: "Ten a una sola enfermera descontenta y caerás de la cima tan rápido como llegaste." Cuanta sabiduría en aquellas palabras, no era el mejor por casualidad, eso estaba claro.

Ophelia también se ha dispuesto a comer. Me ha mirado, ha lanzado un aspaviento y me ha sonreído con esa preciosa sonrisa de ángel. El hospital debe de ser un lugar agradable para los pacientes y que las enfermeras sean lo más parecido a ángeles ayuda a ello. Le he devuelto la sonrisa e incluso la he animado a que se tome una pequeña siesta y me he ofrecido a hacer su tarea mientras descansa. Me lo ha agradecido pero se ha negado, es una profesional, descansará cuando le toque, como todos. Por eso la contraté, tiene un gran sentido del deber. Hubiera sido un excelente soldado.

El diario de KresthauserDonde viven las historias. Descúbrelo ahora