CAPITULO 28

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Nero.

—Nero no corras por donde no esté el camino, si te lastimas, nadie vendrá a ayudarte. Tú más que nadie sabes por qué.

Antes de que todo iniciara, siempre creí que estaría solo. Y ahora tengo una familia, justo aquí. «Todas esas veces que desee que esto fuera real» Lo único que me importaba era tener un lugar a donde pertenecer, pero estaba solo.

En el orfanato, había una mujer que siempre me daba de comer tan solo porciones pequeñas e incluso me dejaba con hambre. Decía que mi madre era una mujer impura y que mi cabello solo reflejaba un insulto para la comunidad. El orfanato se encontraba cerca de un canal, conducía a uno de los túneles. Afueras de la plaza Fortuna y cerca de la iglesia, había un pequeño prado de flores y pasto verde, una pequeña cima de hongos y un viejo roble. Sabía que si desaparecería nadie se daría cuenta, pero en ocasiones no era de ese modo. Antes de conocer a los padres de Kyrie, yo había huido a ese prado. Lo hacía a menudo, no sabía porque, pero siempre terminaba en ese lugar, de tan solo pensar que tal vez existía algo que me reconforte en ese lugar, me hacía ir en la dirección, sin importar las circunstancias. Arrancaba algunas flores y formaba pequeñas rodajas de pasto y madera en forma de corona. No pensar en que tenía que estar ahí y que solo podía escuchar el sonido del aguacero o el sonido de la brisa alrededor.

—¿Quién puede querer a ese niño? Solo míralo, quien sabe de donde habrá salido.

«Si tan solo pudiera sacarme esa voz de la cabeza»

—Nero. —La hermana me dijo porque me nombraron así. Estaba enojado por saberlo, si realmente estaba ahí era por culpa de ellos, de ambos. De tan solo pensarlo se me humedecen los ojos.

—¡Hey, Nero! —llamó una de las cuidadoras— Alguien vino por ti.

Mire hacia arriba y observe a dos personas. Retiré la mirada y no articule ninguna palabra.

—A Credo le va a agradar tener a quien entrenar, Nero.

Para cuando volví la mirada, había un hombre mayor y una mujer. Los había visto antes, pero no le respondía... tenía miedo de decir algo y luego ser castigado por ello.

—Es bueno verte con las prendas que te regalamos y adivina, pequeño, a partir de ahora vivirás con nosotros.

No lloré, pero estuve feliz en el fondo.

—A Kyrie le encantará jugar contigo, hoy se ha entusiasmado con la noticia y es probable que tenga una sorpresa cuando lleguemos a casa.

«Una niña... la recuerdo un poco»

—Esta fotografía irá directo al álbum—. El padre de Kyrie guardo la fotografía en una pequeña libreta con bordes decorados de pastel y dorado.

—Tal vez, Credo se dé un tiempo para regresar a casa temprano.

Suspiro y abro los ojos. Había olvidado por completo esos momentos. «¿Por qué ahora los recuerdo?»

Sacudo la cabeza. Ellos se encuentran al lado de nuestra habitación. «Realmente... ¿se quedarán esta vez?»

—Nero.

Levanto la mirada a un lado.

—Kyrie.

—¿Te encuentras bien? — Susurra.

—Si.

Hace una mueca. Sabe que miento.

—Talvez no. —confieso.

✔️ESPADA AZUL | DEVIL MAY CRY 6Donde viven las historias. Descúbrelo ahora