Cap.11.

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—Tengo entendido que detestas a YoonGi —comentó TaeHyung con una sonrisa en los labios, rompiendo el abrumador silencio. Tenía que interceder por YoonGi.

Lo sabía.

Pero la idea de ayudar a su amigo se esfumó cuando NamJoon se dignó a incorporarse en su asiento y mirarlo fijamente.
Desde el principio cuándo aquel chico había acudido a la sala de música a buscar a YoonGi, su personalidad lo atrajo pero el desplante que le hizo a Jin, corroboró que NamJoon era único...

—Entiendes bien —afirmó Nam, haciendo un molesto mohín al escuchar el nombre del sujeto que lo había usado para pasar el rato.

—Te haré una simple pregunta... Solo responde lo primero que se te venga a la mente.

—Bien...

—Tengo oportunidad —vociferó, acercándose más hacia NamJoon, mientras este observaba confundido el semblante de TaeHyung.

—¿Qué... —preguntó dudoso. Pero sus dudas se disiparon cuando sus labios fueron apresados por los del peli-rrojo. Escuchó varias ovaciones a sus espaldas, sintió su rostro arderle. Por la vergüenza que sentía.

(---)

YoonGi suspiró derrotado, mirando una vez más su reloj de muñeca. NamJoon no iba a ir y él seguía teniendo la ridícula idea en mente de que cambiaria de parecer.

Tal vez debería rendirse, de cualquier forma NamJoon no pensaba escucharlo y él aún tenía varias dudas con respecto a NamJoon. Desconocía por completo la razón que lo llevo a buscarlo, aún se recriminaba por ser tan impulsivo pero poco y nada ayudaba maldecirse por una estupidez que ya no podía corregir.

Le había gustado intimidar con NamJoon, error.
Le había encantado hacerlo con él, si solo él hubiera estado en sus cinco sentidos...

Fue una mala idea, fue una pésima idea escuchar a HoSeok, no se trataba de una estúpida calentura, por supuesto que no, de ser así ya se habría olvidado de NamJoon, contrario a ello, ahora no podía sacárselo de la cabeza. Las noches anteriores había dormido relativamente poco, cuando a él le encantaba dormir, y esto por pensar en una solución a sus problemas, ¿cuando había tenido la necesidad de rogarle a alguien?

Nunca.

En su caso siempre era a la inversa, no obstante, NamJoon merecía la pena. Al demonio con la ética, no lo dejaría tranquilo hasta que aceptara sus disculpas y... bueno, ese era el primer paso.

Se levantó de la silla, observando con esperanza de encontrar a NamJoon entre la multitud de estudiantes que rodeaban la cafetería, miro confundido un un lugar en especial, ¿estaban regalando mercancía o algo así? Por qué había tantos estudiantes amontonados en un lado.

Los días anteriores no se había llenado de esa manera.

Se encaminó al lado opuesto de la cafetería, ignorando aquella aglomeración, buscando la salida de la cafetería, luego regresaría, pero al ver a su amigo HoSeok se encaminó a él.

—Oye... TaeTae...—llamó HoSeok a la distancia, moviendo ambos brazos en el aire, observando como su amigo caminaba a la salida.

—¿Qué paso?... ¿averiguaste algo? —preguntó HoSeok al ver a TaeHyung sujetarse la mejilla derecha

—Si —respondió.

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