21 años en el siglo 21

La crema volteada

Dulce, puede ser dulce; suave, ni te preocupes por digerir la verdad...no te molestes porque se acaba rápido
y en las noches no podrás parar.

Quería dárselo y decir perdón,esperaba que lo comiera, que lo dulce aliviara algo,que me dijera que había hecho mal, que no soy buena pero que gracias, estaba rico. La crema volteada estaba a la expectativa de las respuestas como yo de su aprobación.

Recuerdo la primera vez que me dijo que era mala, no sé si lo dijo de verdad o enojada, pero le creí y quizás a veces le tomo la palabra.
A los cuatro años aprendí que había maldad en cualquiera, hasta en mí,y yo no quería ser mala , recuerdo habérselo pedido a Dios,decirle que me ayudara, prometía ser buena, pero siempre que hacía algo me regañaban y estaba mal; conclusión en la cabeza de una nena de 4 años: yo era mala. Sin embargo, no sé cuando pasó , pero de pronto me convertí en la hija que hacía todo bien, pero que era mala; las buenas notas, los altos puestos, el futuro brillante que suelen predecir, pero respecto a todo lo demás : estaba mal. Cuando se enteraron que me gustaban las chicas, fue un grito al cielo el que se dio en la familia Gómez. Las tías comenzaban con los comentarios, con las criticas, tomando el interés que se les otorgaba al ser familiares cercanos.
" Sandrita todo está bien, eres el ejemplo de tus primitas, pero hay algo que está mal y eso,que tienes un problema".
Tenía diecisiete años y ya tenía un gran problema, claro además de la ansiedad y depresión que ya tenía,  no era nada comparado a ser lesbiana, sentir amor por alguien que no sea un hombre en el aspecto sentimental era lo peor en mi familia: una gran falta de respeto.

Mamá lloraba en la mesa, comía la crema volteada. Es lo mínimo que podrías hacer decía; está rico Sandra,pero yo no entiendo de esas cosas, creo nunca lo podré entender, estás mal y tú eres la que decidirá si eso cambia. Decía mientras se iba a su cuarto con el plato en mano.