-Ya sin rodeos weón...¿Qué te traes con el ruso?
México y Rusia, dos países bastante reconocidos en todo el mundo, dos naciones totalmente diferentes ante cualquiera al que se le preguntara, y sin embargo, dos amigos que sienten algo el uno por el o...
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La noche inundaba aquella tan movida ciudad de Nueva York, a pesar de ser poco más de la 1:00 a.m. seguía percibiéndose el sonido de los autos rodar por las amplias calles del lugar, aunque no de manera escandalosa como solían hacerlo durante el día, dando paso a un húmedo pero tranquilo ambiente, pues no hacía mucho que había llovido, dejando pequeños charcos de agua en en suelo en donde podía admirarse el reflejo de aquella bella noche junto con los edificios, la luna y las estrellas.
En el hotel en el que nuestros queridos países se hospedaban de igual manera todo era tranquilidad, la mayoría de las luces estaban apagadas y no había nadie habitando los pasillos a excepción del mismo personal que trabajaba ahí, caminando tan sigilosamente como fantasmas por el lugar tratando de evitar hacer cualquier ruido fuerte que molestara a los que ahora yacían dormidos.
Sin embargo, había un country en ese hotel que aún se encontraba despierto aunque con las luces apagadas, recostado cómodamente sobre la suave cama de la habitación mientras abrazaba fuertemente una almohada y escondía su rostro en esta haciendo lo posible por no llorar.
Había permanecido ahí durante un buen rato, escuchando tan solo el constante sonido de su respiración y el sentir como su pecho subía y bajaba con suavidad. No podía dejar de pensar en todo lo que había pasado recientemente, en verdad todo aquello le estaba afectando y era consciente, aún así trataba de mostrarse fuerte. Le dolía la cabeza.
Y es que el recordar lo de hace unas horas le dolía, le dolía recordar a México y Canadá riendo tan calidamente y le molestaba pensar en todo lo que pudieron haber hecho durante su ausencia ¿Al menos se habría acordado de él?
Joder, nunca llegó a pensar que toda aquella situación se volvería tan complicada, principalmente de manera sentimental, en decir, ¿En serio todo estaba tan mal como para llegar al punto de tener una relación secreta o solo eran ideas suyas? ¿Acaso ambos simplemente tenían miedo? Y si era así ¿De qué?
El soviético suspiró con pesadez.
Si fueran una pareja normal todo sería más fácil, podrían presumirse el uno al otro sin importarles lo demás, podrían verse cuando quisieran sin temor a ser juzgados, podrían salir sin tener que esconderse y finalmente nadie los molestaría por qué sabrían que están juntos. Oh, creo que ahí está su problema...
Rusia cerró los ojos sintiendo como sus pestañas yacían húmedas, todo gracias a algunas cristalinas lágrimas que se habían acumulado pero que no había dejado escapar. Abrazó el cojín aún con más fuerza, imaginando que era su amorcito a quien abrazaba.
Estuvo un tiempo más así hasta que se escucharon un par de golpecitos provenir desde afuera de la puerta, el ruso dirigió extrañado su vista hacia esta y prendió una lámpara junto a su cama para posteriormente levantarse y caminar en dirección a la entrada totalmente molesto ¿Quién osaba interrumpir su momento de depresión a esas horas?
