3 años antes
~~
ARTHIT
Aquello tenía que ser un castigo divino. Seguramente eso era, porque Arthit no encontraba otra explicación a lo que estaban viendo sus ojos.
Sabía que Kongpob estaba ahí. Su departamento estaba cubierto por una estela suave de humo y le dolía la nariz de ese terrible olor a quemado. Pero lo más impactante no era el desastre que su hermano seguramente estaba haciendo en su cocina, sino las maletas a medio deshacer en su sala.
—¡Kongpob!—gritó Arthit. Kongpob salió en segundos de la cocina. Su hermano menor llevaba puesto su recién comprado mandil con la leyenda de "soy el mejor" en el pecho cubierto por una extraña salsa negra. —¿Qué es ese desorden?
Kongpob le sonrió de oreja a oreja. Una de sus manos sostenía una cuchara grande de madera que al agitarla dejó caer un poco de esa misma salsa en el suelo.
—Hice curry, se que te gusta la comida japonesa—anunció alegremente Kongpob—, pero tuve unos pequeños problemas técnicos.
¿Pequeño? Arthit estaba seguro de que debía haber un incendio en su cocina.
—No me refiero a eso, Kong—, Arthit se sobó las cienes, dejó su computadora portátil sobre la masita de centro y señaló la maleta negra abierta con ropa a medio doblar. —¿Qué hacen tus cosas aquí?
Kongpob dejó de sonreír.
Arthit sabía perfectamente que era. Él sabía lo que su hermano menor estaba planeando desde cuatro meses atrás, y había dejado que Kongpob jugara su pequeño juego de rabietas y huyera a su casa cada vez que él se enojaba con sus padres. La situación a Arthit le desagradaba, más cuando su madrastra, Fah, iba a buscar a Kongpob específicamente a su departamento, y discutían en la sala mientras él trataba de concentrarse en su trabajo en la habitación adjunta.
Pero los ligeros cambios de ropa de Kongpob no eran nada comparado a la maleta llena de la mayoría de sus artículos diarios, abierta sobre su alfombra.
—¿Sorpresa?
—Kongpob, no es gracioso.
—¡Vamos P'Arthit! No te molestes, sólo serán unos días, tal vez dos semanas...
Por supuesto, se dijo Arthit a si mismo con sarcasmo. Eso creyó él también cuando dejó que Kongpob se quedara en su casa después de aquella fuerte pelea con sus padres, y sólo con esa noche, su hermano lo convirtió en una costumbre.
Kongpob había hecho de su departamento su refugio habitual.
—¡No, Kong!—, exclamó Arthit.
Pero, aunque luchara contra ese sentimiento asqueroso dentro de él, era demasiado débil cuando se trataba de Kongpob. Y por ello, aunque sabía que debía, le era imposible mantener la distancia.
Así que, cuando su hermano menor puso una expresión triste a su negativa, Arthit suspiró en rendición.
—No es porque me molestes, Kong, pero nuestros padres van a preocuparse.
Y como si sus palabras fueran mágicas, el rostro de Kongpob volvió a iluminarse. Él negó con la cabeza.
—¡Eso no es un problema! ¡Ellos me dieron permiso!
Arthit abrió los ojos con sorpresa. Su boca se quedó seca.
—Los invité a comer, pero creo que tendremos que ordenar comida italiana porque dudo que Nana quiera comer comida china, he hecho un desastre con el curry.
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Podría ser menos complicado
Romance[COMPLETA] Kongpob ama a su familia, incluyendo a su malhumorado medio hermano, Arthit. Sabe que su madre fue la amante de un hombre rico por años, y por ello no fue ninguna sorpresa que el hijo del primer matrimonio de su padre los odiara a él y a...