1 año antes
~~
ARTHIT
¿Cuántos años habían pasado desde la última vez que vio su rostro? ¿Diez? ¿Doce? ¿Quince?
El recuerdo de Kongpob se había ido borrando con el tiempo. El dolor también se esfumó poco a poco, al igual que el resentimiento, dejando sólo aquellos bonitos recuerdos que tenía con él.
Pero, justo en ese momento, teniéndolo frente a él, era difícil no confundirse. Era imposible no pensar de nuevo en aquel Kongpob.
Arthit había tirado todo lo que le recordaba a él. Su playera hawaiana, esa que traía puesta cuando lo conoció y sus regalos, pero siempre hubo algo de lo que no pudo deshacerse por más que lo intentó.
El engranaje que Kongpob le había obsequiado. Era vergonzoso incluso para Arthit el admitir que lo seguía llevando a todas partes.
Arthit apretó con la palma el colgante que llevaba puesto como si este perteneciera a su generación, siempre con una cadena al cuello. Él cerró los ojos y trató de no pensar en su hermano menor durmiendo en la habitación conjunta. Y aun asi, apesar de que sabia que no era él, y de repetirse incontables veces que no debía sentirse extraño, no logró conciliar el sueño.
No podía dejar de pensar en Kongpob.
Alguien tocó a la puerta.
—¿Kongpob, eres tú? —preguntó Arthit, aunque la respuesta era evidente.
—Si.
Kongpob no pidió permiso para entrar. Él giró la manija y Arthit se maldijo por no haberla cerrado con llave. Aunque, de hacerlo, ¿eso sería incluso más raro? ¿No?
—No puedo dormir. Creo que siempre si quiero hablar de ello.
Arthit sintió que su corazón se hacía pedazos cuando levantó la vista hacia la entrada de su habitación.
Ahí, entre las sombras, con tan poca luz, su mente se dejó llevar por el alcohol y se permitió fantasear con la idea de estar viendo el fantasma de una persona que llevaba fuera de su vida más años de los que sus dedos podían contar.
Siguió con la mirada a Kongpob, quien caminó hasta su cama y se dejó caer sobre el colchón. Él suspiró antes de acostarse y cubrirse con la sabana mientras que Arthit no le quitaba los ojos de encima.
—¿Por qué me miras así, P'Arthit? ¿Estas borracho? —Kongpob se burló.
Arthit negó con la cabeza, pero lo que dijo su boca fue totalmente opuesto a su negativa.
—Lo estoy— dijo Arthit totalmente convencido, hipnotizado por el ambiente que se sentía sumamente irreal.
Kongpob se acostó a su lado, recargó su peso sobre su costado para quedar frente a Arthit. El rostro de su hermano mayor le hizo reir.
—Quien diría que tienes menos tolerancia al alcohol que yo.
Arthit comenzó a sentir que las náuseas subían por su estómago, pero sin llegar a su garganta. Su corazón latía tan rápido que tuvo miedo de que sus latidos pudieran escucharse. Estaba atrapado entre la sensación hipnótica de estar soñando, o reviviendo un recuerdo tan viejo como sus sentimientos.
Pero ahí estaba. Kongpob, el Kongpob que conoció cuando tenía diecisiete. Frente a él igual que en el pasado, en la cama, a centímetros de él. Y aunque todo en su cuerpo le pedía que levantara la mano y lo tocara para saber si era real, algo lo detenía, y le repetía que no era lo correcto.

ESTÁS LEYENDO
Podría ser menos complicado
Romance[COMPLETA] Kongpob ama a su familia, incluyendo a su malhumorado medio hermano, Arthit. Sabe que su madre fue la amante de un hombre rico por años, y por ello no fue ninguna sorpresa que el hijo del primer matrimonio de su padre los odiara a él y a...