8.

23 1 0
                                    

Jungkook se encontraba en la esquina de su cama, con sus manos enredadas en mechones de pelo desordenados, debido a la angustia que le había creado aquel mensaje. ¿Qué tendría que hablar con él? No soportaba que su novio le dijera eso, porque significaba o algo increíblemente bueno, o algo terriblemente malo. No sabía cuál de las dos era, porque siempre que decía: "Tengo que hablar contigo" era de la misma manera, nunca podía distinguir si era con alegría o con furia.

Suspiró y contó las rayas del suelo. Estaba tardando demasiado en llegar. Y no, no quería verle. En ese momento estaba demasiado asustado. Habían pasado solamente diez minutos desde que Jungkook vio el mensaje. No se dignó siquiera a abrirlo y contestarle con un escueto "Ok". El miedo le consumió y se quedó allí viendo la notificación en su pantalla de bloqueo.

Se revolvió una vez más el cabello y resopló de nuevo. Comenzó a menear su pierna de arriba abajo y su angustia crecía y crecía con cada minuto que pasaba sin escuchar la puerta de su casa. Deseaba con todas sus ganas que Jimin se fuera de allí, y que no regresara jamás, que no le invadiera de nuevo su espacio y sus momentos de soledad.

Y cuando por fin sucedió, cuando por fin logró escuchar el timbre y cómo su padre abría la puerta para recibir al invitado amablemente, su respiración se cortó. Decidió quedarse ahí sentado, para que no le fuera muy difícil buscarlo y poder... hablar con tranquilidad.

Escuchó las escaleras que llevaban hasta su cuarto. Era un paso lento, como si de una película de miedo se tratara. Y para Jungkook no era tan diferente. Estaba comenzando a sospechar que lo que le tenía que decir iba más por la segunda opción, por algo terriblemente malo. Cerró los ojos preparándose mentalmente para lo que venía a continuación.

-¿Jungkook?- Dijo alguien fuera de su habitación, sabiendo que era la voz suave y dulce de Jimin, que tanto le había enamorado, pero que en ese momento, no le sonaba ni suave ni dulce, sino áspera y ruda.

Jungkook no tuvo el valor suficiente para contestar y decir que estaba en su habitación. Tuvo que Jimin ir hacia donde supuso que estaría y abrir la puerta. Efectivamente, ahí estaba el menor sentado en una esquina de la cama, tenso.

-¿Me esperabas?- Preguntó Jimin entrando a la habitación, cerrando la puerta detrás de él.

Jungkook miró a cualquier parte, a la nada, pero procurando que su mirada no se encontrase nunca con su novio. El miedo estaba aumentando.

-Veo que no tienes ganas de hablar- Comentó el mayor sentándose al lado de Jungkook en la cama, bajando cada vez más el tono de voz.

El menor continuó mirando hacia la nada, esperando algo peor. No estaba siendo tan malo como había imaginado.

-Pues yo sí tengo ganas de hablar algo contigo- Continuó Jimin intentando sonreír. Jungkook, con toda su valentía, asintió.

-Y tú, me vas a escuchar, ¿entendiste?- Dijo el chico invitado en aquella casa, tomando bruscamente a Jungkook de un lateral de su rostro, haciendo que le mirase. El castaño pudo ver furia, mucha furia en los ojos de su novio. Y ese fue el momento donde comenzó a tener miedo de verdad. Su corazón latía con fuerza, con intenciones de salírsele del pecho, queriendo huir, al igual que él.

Jimin soltó a Jungkook y se levantó para quedar enfrente de él, como un padre que iba a castigar a su hijo.

-Ya sabes que tengo a mis amigos que también son tus amigos, ¿no? Pues bien... Ellos nunca me fallarían, soy consciente de ello. Y eso mismo creía de ti. Pensé que jamás me fallarías, Jungkook- Comenzó Jimin su monólogo.

Jungkook miró a su novio confundido. ¿Fallarle? ¿Le había fallado en algún momento? Y, ¿por qué le estaba hablando tan aparentemente tranquilo?

Cielo estrellado ~ VKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora