27.- Gritos y llantos.

281 37 16
                                    

—Jimin. —Una voz adorablemente bajita lo llamó—. Jimin. —Una vez más—. Jimin. —Y otra.

Era una bonita voz de chica. ¿Por qué lo llamaba? ¿Iría a gritarle cómo todas las demás? ¿Llamarían a sus amigos y se burlarían de él? ¿Lo golpearían entre todos? ¿Le escupirían? ¿Romperían sus cosas?

—Jimin.

Pero, su voz era dulce. Muy suave, cómo si quisiera protegerlo. Quería aferrarse a ella. Quería que todo acabara ya.

Aunque tal vez era mejor no hacer nada. No acercarse. La última vez que confió en alguien lo había hundido en lo más profundo del agua, ahogándolo.

—No, Wendy —susurró—. Basta ya.

—¡Park Jimin! —Una voz bastante brusca atravesó sus tímpanos, haciendo que en un dos por tres abriera sus ojos, asustándolo.

Miró a su alrededor. Su pecho subía y bajaba, tomando aire por su boca y sus ojos se movían por todo el lugar.

—Así se despierta a alguien, ¿viste? —dijo Jennie, dirigiéndose a la chica de cabello magenta junto al rubio.

La mayor después de decir aquello salió de la sala de estar, yendo a la segunda planta del lugar.

La cabeza del chico punzó un poco, al momento en que se sentó en el sofá donde antes se encontraba recostado. Llevó una de sus manos a su sien, sobando un poco el lugar donde sentía el dolor.

Jisoo lo miró con angustia. ¿Wendy? ¿Por qué la mencionó? ¿Había sido culpa de ella todo lo que pasó ese mismo día?

—Jimin.

—¿Qué pasó? ¿Me quedé dormido en el taxi? —preguntó, sin darse cuenta de que interrumpió a su amiga.

La chica se quedó con las palabras en la boca, más sin embargo simplemente asintió, moviendo su cabeza de arriba a abajo.

El silencio se hizo presente. Jisoo observaba como su amigo se perdía en un punto fijo de la habitación y el chico meditaba todo lo ocurrido en su día.

Había estado tan bien -dentro de lo que cabe- 4 años y de repente la vida le daba un golpe de tal magnitud. Suspiró. Se volvería loco si todo eso continuaba. Había estado casi un mes con ese mal presentimiento y quería estar equivocado. Pero no fue así. Ese maldito volvió a aparecerse en su vida. Después de todo lo que tuvo que hacer. ¿Todo fue inútil? Tal vez si hubiera podido salir de la ciudad podría haber sido un poco mejor. O si hubiera acabado con su vida antes...

—Tenía que hablar con mis padres, hace mucho no lo hacía, lo siento —Se escuchó la voz del peliazul por las escaleras.

El rubio giró su cabeza al lugar proveniente, viendo una sombra tras otra bajar, a causa de la oscuridad del piso inferior y la luz del de arriba. Su corazón comenzó a latir rápidamente al ver como se acercaban.

—No te preocupes —respondió la chica.

La inesperada luz hizo que el rubio cerrara sus ojos ante ella, abriéndolos poco a poco, acostumbrándose a la iluminación del lugar. Observó como el cuerpo de Yoongi caminaba hacia él y se paró rápidamente, alejándose del chico.

Los 3 restantes se desconcertaron ante los movimientos del menor, quien actuaba nervioso y colocaba sus brazos frente a él, queriendo protegerse de algo. O alguien.

—¿Jimin, pasa algo? —preguntó su amiga, levantándose del sofá y mirándolo.

El mayor quiso acercarse a él, pero el chico lo miró, retrocediendo aún más. El dueño de la casa lo notó, sobresaltándose bastante.

¡Estúpido Vecino Gay! || YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora