Capítulo 22: "Violento como un tren"

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Steve tuvo que despertarla por segunda misión consecutiva. En su defensa, el viaje a Corea del Sur había durado una buena noche de viaje y le habían cedido el asiento más cómodo allí. No había posibilidades de que no se quedara dormida.

En el laboratorio no había rastros del arca, tan solo una -muy- herida Helen Cho, al borde de desangrarse. En cuanto Liv se aseguró de que el dolor le diera tregua a la doctora antes de que la ambulancia llegara, volvieron a la nave.

El detector de energía gamma corroboró que la gema estaba en movimiento, y probablemente el arca estuviera con ella. Pero no había detector para lo que Liv buscaba. Luego del último y casi trágico encuentro con Pietro en África, la chica estaba segura de que sus intenciones distaban de ser malas. Incluso las de Wanda, aunque la chica probablemente guardara más rencor que él y sus poderes le permitían llegar más lejos, por no mencionar que a Liv le transmitía la vibra de estar asustada todo el tiempo. Pero sabía que no podía culparla por actuar bajo el miedo. Ciertamente simpatizaba con aquel sentimiento.

Realizó la única acción que se le ocurrió que podría funcionar en aquella situación. Desplegó un mapa holográfico de la ciudad en el piso, agradeciendo al millón de proyectores que Tony tenía en su nave. Calentó entre sus manos a ᚱ Raido, la runa del viaje, y probó suerte. Bajo su propia estupefacción, la runa giró sobre sí misma por un par de segundos y luego se adhirió a un punto de forma tan firme que parecía ser un imán en una nevera. Aparentemente el nuevo sistema de GPS funcionaba, aquel cruce de calles era un buen lugar para comenzar. De todas formas, ¿qué tan difícil sería encontrar a un muchacho de cabello blanco en Corea del Sur?

No se cansaba de equivocarse. Estuvo aproximadamente quince minutos tratando de ubicarlos desde el techo de uno de los edificios del lugar. Los encontró cerca del mercado, vagando sin rumbo fijo, uno muy cerca del otro. Si Liv había aprendido algo de lenguaje corporal al convivir con toda esa gente, podía decir que estaban asustados. Eso debía significar que se habían alejado de Ultrón, cosa que volvería su tarea al menos diez veces más sencilla.

—Muchachos —no había una forma correcta de abordar a sus ex enemigos y decirles «vengan, aceptamos nuevos reclutas», pero ciertamente el factor sorpresa era la peor de las posibilidades—. Lo lamento, mala idea —agregó con una pequeña sonrisa, guardando la espada que no había notado que tenía en la mano hasta que Wanda la miró de forma agresiva—. Necesito hablar con ustedes —aun ante la mirada desconfiada de la chica, alzó ambas manos en son de paz. No sabía de qué forma podía verse más inofensiva.

Las expresiones de ambos no podían ser más discordantes. Mientras Pietro la observaba con una pequeña sonrisa, Wanda parecía guardar reservas hacia Liv. No podía culparla.

—Ya lo sabemos —ella fue la primera en hablar, con el exótico acento que caracterizaba a ambos hermanos—. Tenían razón sobre Ultrón. Me di cuenta demasiado tarde —agregó con gesto de amargura, como si confesar aquello fuese especialmente difícil—. Tiene planes de aniquilación mundial y ya no hay nada que podamos hacer.

—Tal vez entre todos podamos pensar algo —Liv respondió de forma cautelosa. Lo último que quería en aquel momento era cohibir a la chica que se veía extremadamente vulnerable—. Si quieren ayudar, no hay rencores.

—No tiene mucho sentido pelear a este punto —Wanda volvió a hablar. Necesitaba una buena dosis de autoconfianza después de que su causa se derrumbara a su alrededor por segunda vez.

Liv señaló el televisor que la verdulería frente a ellos tenía encendido en el canal de las noticias. Steve estaba luchando en combate singular contra Ultrón y no le estaba yendo de la mejor forma.

—Díselo a él —los gemelos se miraron entre sí y, en una concordancia que quedó implícita, decidieron ayudar.

Liv podía ver la indecisión en la mirada de Wanda. En cierto plano, la comprendía, en su cabeza estaban pasándose del bando de los malos a los de los levemente menos malos, teniendo en cuenta que la persona que ellos creían era el asesino de sus padres se encontraba allí. Era un conflicto de moral que requería más de un par de segundos para tomar una decisión, pero tiempo era justamente lo que les faltaba. En algo coincidían todos: debían de salvar a los civiles. Más tarde podría lidiar con sus asuntos personales respecto a Tony Stark.

Warzone Legacy || Pietro MaximoffDonde viven las historias. Descúbrelo ahora