Capítulo 4: "Servicios infantiles asgardianos"

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Caminaba por una extensa pradera de unas hierbas parecidas al trigo segado. La luz producida por el sol, que la relajaba con su calor, la hacía sentirse en un campo de oro. A la distancia fue apenas capaz de distinguir una edificación ¿Aquello era el casco de un barco volteado? Decidió avanzar para averiguarlo.

Pero antes de que pudiera internarse en el campo, el cielo se llenó de nubarrones de color plomo. Una tormenta se aproximaba. La pradera de trigo había desaparecido y en su lugar sólo permanecía el suelo de color oro. El barco ya no estaba, sino que veía los picos de un castillo a la distancia, o eso creía, porque junto con el sol, la luz había escapado.

El cielo soltó un rugido grave que hizo temblar la tierra. El rayo no tardó en llegar. Cayó justo donde Liv se encontraba parada.

Despertó con la característica sensación de asfixia que sigue a un sueño demasiado largo y profundo. El primer pensamiento que la invadió fue el pánico por una alarma que no había sonado para despertarla a horario para llegar a la universidad. Y luego miró a su alrededor, aquella no era su habitación.

La realidad la estaba golpeando como un camión cargado.

Pasó sus manos temblorosas por su enredado y sucio cabello, en un gesto que tenía la intención de ayudarla a recobrar la compostura. No lo logró. Había estado demasiado adormecida u ocupada hasta aquel momento, pero ahora, en el silencio de la habitación prestada, tenía tiempo para procesar todo lo que le había atravesado. Sería más fácil digerir una roca que las cosas que le habían pasado.

Dirigió su mirada hacia los pies de su cama, donde se encontraba una bolsa. Le habían traído ropa. Necesitaba una ducha más que otra cosa en ese momento. Tal vez el agua caliente le quitara las poderosas ganas de llorar que la habían invadido. Segundos más tarde, se encontraba debajo del agua, limpiándose violentamente la piel que parecía estar impregnada del olor a desinfectante de la habitación donde la habían encerrado en Suecia. Sentía un impulso irresistible por quemar la ropa que había traído consigo, pese a que fueran las únicas pertenencias -si es que podía llamarlas así- que conservaba.

No notó que estaba llorando hasta que un suspiro entrecortado salió de su garganta. La incertidumbre teñía toda su vida: su padre estaba muerto, su casa había explotado, una alienígena se había obsesionado con ella y sus poderes. Sus poderes, ¿qué demonios era aquello? Su cuerpo estaba haciendo cosas que escapaban a su entendimiento por completo. Se desconocía, se estaba volviendo loca, ¿desde cuándo podía explotar cosas? ¿aguantar una pelea contra cualquiera? Hasta poco antes de entrar a la universidad lloraba cada vez que mantenía una discusión. No era fuerte, no era violenta, no era esa persona.

Soltó un gruñido de angustia y golpeó la pared de la ducha. Había roto el cerámico del baño y eso solo contribuyó a la intensidad de su llanto. Necesitaba con urgencia un botón de rebobinado, volver a casa, a la universidad, a ser normal. O al menos que alguien le explicara qué demonios le sucedía. En caso contrario perdería la cordura.

Salió en cuanto notó roja la piel de sus brazos. Ahora resultaba que tampoco tenía sensibilidad al dolor. Otra patología para agregar a la lista. Miró sus ojos, sus pupilas dilatadas y enrojecidas por el llanto, con más rabia de la que había sentido nunca hacia sí misma. Intentó serenarse, no podía ir por la vida golpeando paredes y gritando como una loca. Nadie ahí tenía la culpa de lo que le estaba sucediendo y estaban haciendo todo lo posible para encontrar una solución. Lo menos que les debía era aprender a controlarse.

Se puso el pantalón deportivo que le quedaba algo largo y la camiseta de manga corta holgada que le habían dejado. La sensación de la ropa limpia fue tan gloriosa que casi le hizo olvidar sus problemas. Casi. Ató su cabello aún húmedo en una trenza y juntó la voluntad para salir de su habitación aún descalza. El suelo estaba tibio de todas formas.

Warzone Legacy || Pietro MaximoffDonde viven las historias. Descúbrelo ahora