Se sintió un poco ansiosa al ingresar en la casa de Clint, tenía deseos de dar una buena impresión a Laura y los niños, sobre todo después de lo mucho que él le había contado sobre su familia. Pero, en la situación actual y luego de casi cuarenta y ocho horas con tan solo seis de sueño, no creía poder desempeñarse de la forma más carismática. Su pecho cerrado, su nudo en la garganta y sus ganas de llorar aún latentes no parecían estar ayudando demasiado tampoco.
El olor a comida casera le generó una fuerte nostalgia que tan solo profundizó su angustia pero se resistió a volver a llorar tan solo por un estofado. Trató de recomponerse y pasar con saliva el nudo en su garganta, para saludar con la mejor sonrisa falsa que pudo a la muy embarazada esposa de Clint.
Envidió entonces más que en ningún momento la dualidad de la vida de Clint. Él podía equilibrar por completo su trabajo y su vida y -Liv estaba segura de ello- ambas partes ayudaban a que disfrutrara aún más a la otra. Por primera vez en mucho tiempo valoró la alternativa de irse, conseguir un departamento, volver a empezar a estudiar y tener una vida de una chica normal de veintiún años. Sonaba demasiado idílico y demasiado lejano en ese momento, cuando tenían a un programa de inteligencia artificial dibujando dianas en cada una de sus espaldas.
Adoraba a Tony, no había duda de eso, pero vivir con él significaba nunca despegarse del trabajo de héroe, y Liv no estaba segura de tener la misma resiliencia que el hombre. Llevaba menos de seis meses en el puesto y ya estaba agotada. Pero primero debería terminar aquel trabajo.
—¿Puedo servirles algo? —preguntó dulcemente Laura. Liv nunca había conocido lo que era una madre propiamente dicha, pero en el estereotipo que tenía en su mente, Laura encajaba a la perfección.
Se distrajo momentáneamente al ver a Thor abandonar la habitación y luego la granja al vuelo de su martillo. Juraba que si iba a contarle las novedades del asunto a Freya, Liv haría el esfuerzo para levantar a Mjolnir y lo golpearía con él.
—Mataría por una taza de café —respondió ella, devolviéndole a la mujer la sonrisa amable. El resto del grupo se había dispersado por la habitación. Natasha jugaba con los niños, Steve se había quedado afuera y Tony compartía con Bruce teorías conspiratorias sobre como todas aquellas personas eran agentes encubiertos.
—Oh, no, señorita —Clint se entrometió en el camino entre Liv y su preciada cafeína—. Lo que tu necesitas es dormir. Irás a la habitación de Lila —ordenó, provocando en Laura una mirada compasiva.
«¿No te llegó el memo? Aparentemente me adoptaron» pensó la chica, soltando un suspiro de cansancio. No tenía sentido discutir y estaba demasiado cansada para hacerlo de todas formas. Tal vez, en una casa como esa, su psiquis se tranquilizara y podría descansar. No tenía demasiado para perder de todas formas.
—Lila, cariño, ¿por qué no le muestras a Liv tu habitación para que pueda tomar una siesta? —pidió Laura a la pequeña niña rubia, que hasta ese momento estaba ocupada mostrándole uno de sus juguetes a Natasha.
Lila la observó por un segundo en el que Liv se vió obligada a sonreírle para caerle en gracia y luego le devolvió el gesto. La tomó de la mano y la guió escaleras arriba, hasta una bonita habitación decorada en tonos lavanda, como no podía ser de otra forma.
—Aquí está la cama que usan mis amigas cuando hago una pijamada —le explicó la pequeña niña, que no tendría más de siete años, con particular desenvoltura—. Pero tú puedes usarla. La luz se apaga de allí —señaló un lugar junto al marco de la puerta—, y si tienes sed, te presto mi botella. Buenas noches.
Y, tan rápido como la había llevado, Lila se fue, dejándola sola con sus pensamientos en la habitación infantil. Tomó su ropa de su mochila y se cambió por algo más cómodo que su rígida armadura. Aún tenía algunas reservas sobre volver a dormir. Tenía pánico de que, en sus sueños, la volviera a invadir la visión que Wanda le había provocado. No sabía si podría resistir que aquello sucediera otra vez. Ahora tenía la certeza de necesitar al menos un par de años de terapia para superarlo, en el mejor de los casos.
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Warzone Legacy || Pietro Maximoff
Fantascienza[TERMINADA] «Si los lastiman, lastimenlos ustedes. Si se mueren, supérenlo» ¿Quién diría que un collar podía desencadenar tantos problemas? [Basada en el Universo Cinematográfico de Marvel (MCU). Ubicado cronológicamente antes y durante «La era de U...