No te vi llegar

IV

Gabriel le envía una foto dos días después, una foto de una botella de cerveza ya vacía.

Portándome mal. Dice el pie de foto.

Renato está sentado en su escritorio tomando su hora de almuerzo, Liam está justo al otro lado de la puerta de vidrio de su oficina, está reclinado en su silla mientras toma una llamada.

Cuidado y alguien te descubre.

Escribe rápidamente, y sonríe de nuevo, y cuando levanta la vista rápidamente, Liam lo mira a través del cristal de su oficina. Él le sonríe ampliamente antes de mirar hacia otro lado.

El teléfono de Renato vuelve a vibrar sobre su escritorio, y lo mira, indeciso en abrirlo o no. Tiene miedo de entrar en este juego cuando está a seis metros de Liam y puede escuchar el zumbido de su voz a través de las paredes de cristal de la oficina.

Será un secreto entre vos y yo.

Renato termina mirando el mensaje de Gabriel durante unos momentos más de lo necesario, sin saber por qué le hace cosquillas. Se pone de pie y mete el teléfono en el bolsillo de su pantalón, limpiándose con el dorso de la mano la boca.

Liam termina de hablar por teléfono y llama a Renato a su oficina para revisar las citas de la tarde, y las palmas de Renato están sudando nuevamente cuando se sienta al otro lado del escritorio, toda la ciudad se extiende detrás de Liam, a través de la ventana.

Liam le sonríe tan fácilmente como siempre, incluso se estira sobre el escritorio para revolver su cabello un par de veces, todo juguetón como siempre.

Renato no le cuenta sobre los mensajes de texto que Gabriel le ha estado escribiendo. Probablemente no sea algo tan importante, de todos modos.

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Gabriel le vuelve a enviar un mensaje de texto unos días después, otra captura de pantalla, esta vez de la canción que está escuchando en su teléfono.

Renato está en la cocina con Fausto, y por primera vez lo dejó poner su música. Renato toma una captura rápida de su propia pantalla y le envía a Gabriel la foto del álbum que se está reproduciendo.

Gabriel toma unos minutos para responder, y tan pronto como el teléfono de Renato suena, lo toma, sorprendiendo un poco a Fausto.

Qué buen gusto.

-¿De qué te estás riendo?-Fausto pregunta, y Renato casi deja caer su teléfono. Se apresura a cerrarlo y mira hacia arriba.

-¿Qué?

-Vos- Fausto le da una sonrisa confusa. -Estás sonriendo radiantemente a tu teléfono, ¿a quién le estás enviando mensajes?

-Nadie- dice Renato, demasiado rápido. Fausto levanta una ceja y Renato suspira, poniendo su teléfono de nuevo sobre la barra. Hace una pausa antes de continuar, solo escucha el sonido del burbujeo del agua de la pasta, el ruido de la calle que se filtra por la ventana abierta de la cocina.

-Es... es Gabriel.

-¿Quién es Gabriel?-Fausto pregunta. El teléfono de Fausto suena esta vez.

Renato cierra los ojos, y eso le ayuda a ceñirse a lo que está por decir.

-Es el prometido de Liam.

Fausto no dice nada y otra vez, están en silencio en la cocina, solo el agua burbujeante y el sonido del teléfono de Fausto está llenando la habitación. Alguien grita en la calle de abajo y Renato se estremece a pesar de sus mejores esfuerzos.