Cuando es el cumpleaños de Gabriel, Renato no puede verlo adecuadamente, hasta finales del siguiente mes: el calendario de Gabriel está completamente lleno con los inicios de la campaña de Burberry, y Liam también está ocupado con el trabajo, lo que significa que Renato lo está también, y parece que no pueden tener una cita adecuada. No es que el castaño no pueda ver físicamente a Gabriel, hay fotos de paparazzi en internet, todavía asiste a eventos de la industria con Liam en los que necesita la ayuda de Renato, y aparece de vez en cuando en la oficina.
Hay un momento, en el hueco de la escalera afuera del estudio de grabación, cuando ha pasado un mes y medio de ellos separados, donde se encuentran besándose, Renato está presionado contra la pared en las sombras de la oscuridad, con las escaleras encima de ellos, Gabriel sobre él insistentemente besando su cuello. Se separan en segundos por lo que podría ser el sonido de una puerta, ambos nerviosos, pero no es nada, solo las tuberías que resuenan en las paredes. Se quedan jadeando por un momento, mirándose el uno al otro, y luego Gabriel se limpia con el dorso de la mano sus labios rosados y brillantes con saliva. Parpadea con fuerza, y luego se ajusta la gorra que porta al revés y regresa al estudio, dejando a Renato hundiéndose contra la pared, suspirando profundamente.
Renato sabe que le está enviando mensajes de texto a Fausto, así es como se las arreglan para verse, eso lo tranquiliza un poco. Pero en realidad no es nada en comparación con la noche a finales de Junio, cuando Gabriel finalmente puede verlo.
Está esperando a Renato después del trabajo, sentado con Fausto en la sala viendo la televisión, y el castaño casi se ofrece a prepararle café y tostadas, como de costumbre, antes de que Gabriel levante la vista y lo vea en la puerta, todavía quitándose el abrigo. Se envuelve alrededor de Renato, apenas dándole espacio para respirar con la fuerza de sus besos, y el castaño solo logra un ruido estrangulado y un hola patético en la dirección de Fausto, antes de que Gabriel lo arrastre por el pasillo hacia su habitación, cerrando la puerta de golpe detrás de ellos.
Gabriel está necesitado y pegajoso toda la noche después de que garchan, y Renato se encuentra sosteniéndolo cerca de su pecho en las primeras horas de la mañana, acariciando los rizos enredados en la parte posterior de su cabeza, y relatando todo lo que ha estado haciendo por lo últimos meses. Es como si Gabriel quisiera llenar cada vacío para compensar el relativo silencio entre ellos desde finales de enero. Gabriel vuelve a pedirle que le cuente cosas y el castaño comienza diciéndole como adora peinar los rizos que se enredan alrededor de su cabeza cuando duerme, que su sonrisa es la más hermosa que ha visto, que no puede dejar de pensar en él cuando no están juntos. Finalmente, Fausto asoma la cabeza por la puerta y les pide que se callen porque son las tres de la mañana, y tiene que estar en la facultad temprano.
Gabriel se queda callado y luego se acuesta a dormir con Renato apretado contra su espalda, su respiración lenta y uniforme. Sin embargo, a Renato le lleva mucho tiempo quedarse dormido. Es reacio a dejarse llevar, sabiendo que cuando despierte será de mañana y Gabriel tendrá que irse de nuevo. Finalmente lo hace: los parpados son demasiados pesados para mantenerlos abiertos, la respiración está demasiada sincronizada con la de Gabriel para hacer otra cosa que no sea quedarse dormido.
Por la mañana, observa como Gabriel se sienta al final de la cama y marca con otra x en el calendario de su teléfono, y deja que Gabriel se despida lentamente de él. —Te veré pronto— no sabe cuándo, pero luego Gabriel se ha ido, de nuevo, y las cosas son normales una vez más.
Sin embargo, logran encontrar algún tipo de rutina, y Renato siente que se están acomodando, de modo que a mediados de año las x en el calendario de Gabriel pasan de cinco a diez. Se las arreglan para pasar un fin de semana juntos, y Fausto acepta ir a casa de un amigo por unos días, aunque no tiene mucho sentido: apenas salen de la habitación de Renato, aparte de ir al baño y a la cocina para hacer tazas interminables de café y tostadas. Se acuestan en las sábanas de Renato hasta que están pegajosas por el sudor, y finalmente Renato envía a Gabriel a tomar uno de sus baños calientes mientras él cambia las sábanas y luego pasan el resto de la noche ensuciando las nuevas.
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No te vi llegar
Fanfiction-ADAPTACIÓN- Renato cree que podría enamorarse del prometido de su jefe.