Capítulo 35: Tu regalo de cumpleaños

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—Me imaginé que algo así pasaría mi amor, eran muy cercanos y en algún momento pasaría.

—Mamá enserio lo siento, estoy muy arrepentida.

—Tranquila cariño, no hiciste nada malo, al contrario, seguiste a tu corazón— me abraza con ternura y me mira —Eres mi orgullo.

Me sentía feliz por lo último que dijo, pero sentía como mi cuerpo no respondía. Caí al piso helado y sentí un fuerte dolor en mi cabeza.

Abrí los ojos con dificultad y una luz hace que no los pueda abrir, miré a mi alrededor y Ben estaba a mi lado tomando mi mano. Mi cuerpo estaba descansando en una cama desconocida y tenía una bata extraña.

—Doctor— Ben sale de la habitación rápidamente.

Abrí completamente y vi a un doctor entrando junto con Ben y mi madre.
Iluminó mi ojo con una pequeña linterna y miró a mi madre.

—Se encuentra estable.

Mi mamá sonríe feliz y se pone a mi lado.

—Nos iremos a casa— toma mi mano con fuerza.

(...)

Mi cabeza me dolía mucho, tenía una venda en ella y un fuerte dolor prácticamente insoportable.
Ben me ayudó a recostarme en mi cama, mi madre se sentó a mi lado y el se quedó recargado en el marco de la puerta.

—Ben me contó todo lo malo que pasaste con Asher— musita y me mira. —Todo estará bien amor, encontraste a alguien verdaderamente bueno para ti.

Corren lagrimas por sus mejillas y me abraza con cuidado.

Después de esa larga escena Ben estuvo a mi lado todo el día. Veíamos películas y me hacía reír.

—Ya es tarde, debes dormir.

—Por favor quédate— puse cara de puchero.

No quería estar sola, menos después de todo esto que me pasa.
Le pedimos permiso a mamá y ella dijo que no había problema. Ben se puso a mi lado y me abrazó de la cintura. No podía de oler su aroma, ¿Porqué siempre olía tan bien?

2 meses después

—Seguramente ya estás lista para el baile— dice Jenna entusiasmada.

—Claro que lo estoy— sale una sonrisa de mis labios.

—Ben y tú se verán preciosos— limpia una lagrima falsa de su mejilla.

Esos 2 meses no fueron interesantes, mamá y yo ya no hablamos del tema "Asher", Ben y yo estuvimos mejor que nunca y el baile de graduación se acercaba. Normalmente nunca invitaban a los otros grados a la graduación, pero esta vez fue la excepción. Ben se iría a la universidad y yo a último año de preparatoria.

Llegué a casa algo cansada y rápidamente fui a mi habitación para tirarme a la cama. Al caer vi una caja blanca justo a mi lado y escuché una risa en el baño. Ben salió con una gran sonrisa y me abrazó.

—¿Qué haces aquí?— me puse de pie rápidamente y lo abracé.

Hace unos días que no lo veía ya que su padre lo había llevado a Canadá para ver a su familia, pero estaría los últimos días de clase para no atrasarse.

—¿Quieres que me vaya?— pregunta indignado.

—Obvio no, pero volverías en una semana—

—No podía esperar una semana más sin verte— sonríe y me besa.

Nos separamos, se sentó en mi cama y yo seguía mirando la caja.

—¿Qué es?— la intriga era demasiada.

—Tu regalo de cumpleaños— lo miré con una ceja alzada.

—Fue hace meses— reí.

—Lo se, pero yo no estuve contigo, así que abre la caja.

Sonreí y abrí la caja. Me encontré con una hermosa chaqueta de cuero negra.
Me quedé boca abierta, no sabía si besarlo hasta quedarme sin aire o pedirle que se casara conmigo.
Lo miro y el sonríe. Me aventé a el y lo besé.

—¡Te amo!— grité y el rió.

—¡Yo más!— exclama.

—Eres el mejor— lo abracé con fuerza y al parecer casi lo dejo sin aire.

—Hay algo más que quiero darte.

Se pone de pie y saca otra caja blanca debajo de mi cama. Me la da y me indica con la mirada que la abra. Sonreí y la abrí.
Dios mío.
Era un vestido largo color morado, tenía toques de brillo y era de una tela muy suave al igual que hermosa, tenía la espalda descubierta y al parecer se pegaba perfectamente al cuerpo para resaltar curvas.
Miré a Ben, enserio, no sabía que decir

—Ben...

—Si no te gusta podemos cambiarlo— hace una sonrisa sin enseñar dientes. —Me dijiste que era tu color favorito así que pensé que te gustaría— ahora se veía algo apenado.

—Me encanta, enserio me encanta. Pero es demasiado.

—Nada es demasiado para la chica que amo, lamento si es demasiado, pero por favor, acéptalo— musita.

—No lo sé Ben.

Estaba triste, no quería que Ben pensara que así me iba a conquistar. Yo no quiero que me regale cosas, amo las cosas lindas que me dice, no necesito nada más.

—Será el último vestido extravagante que te daré, lo prometo. Al menos si tú me lo llegaras a permitir— toma mi barbilla para verlo a los ojos.

—De acuerdo— lo besé.

No Puedo Así (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora