Einstein ||| Joerick

CAP. 1.

~Locura es hacer lo mismo una y otra vez esperando obtener resultados diferentes~

Albert Einstein

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-Y que, tienes ganas de ir a clase mañana Erick? 

Miré a mi padre y dejé el tenedor en la mesa apoyando mi espalda en el respaldo de mi silla. 

-Cómo voy a tener ganas de volver a esa cárcel? 

-Yo que sé, tampoco has hecho nada interesante este verano…. 

-Papá, cállate

-No le mandes callar a tu padre- me dijo mi madre mirándome fijamente. 

Suspiré hondo y empujé levemente los platos al centro de la mesa. 

-Se me ha acabado el hambre- Dije levantándome. 

-Erick siéntate ahora mismo, recuerda que estás castigado…  

Salí de la cocina girando los ojos escuchando los gritos de mis padres detrás de mí. 

Subí a mi habitación y cerré la puerta para posteriormente tumbarme en la cama y sacar mi teléfono de mi bolsillo cuando noté que vibraba. 

-Flaco te necesito 

-Christopher qué quieres?- Dije acariciando mi pelo 

-Zabdiel está en problemas 

-Qué pasa con Zab? 

-Te acuerdas del chico ese que nos amenazó hace como dos semanas? Ha venido a buscarnos y se van a pegar. Te necesito

-Voy para allá, intenta entretenerlos mientras llego. 

Colgué el teléfono y cerré la puerta de mi habitación con pestillo. 

Abrí la ventana y sin pensarlo dos veces salí bajando por la tubería. 

Miré mi casa para asegurarme como siempre de que no me habían visto y comencé a correr a aquél parque en el que siempre nos reuníamos. 

Así era mi vida, se basaba en peleas callejeras a la que me metían por "ser bueno golpeando". 

Aunque esta era diferente. Zabdiel era mi amigo desde que tengo sentido común, al igual que Chris, nos habíamos criado juntos. 

Todo era extraño, en realidad mi vida lo era. A mi edad podía asegurar que no había tenido una infancia normal que digamos. 

Llegué al parque y enseguida divisé una multitud de gente de mi edad chillando. 

Corrí hacia ahí y empujé a un par de gente colocándome al lado de Zabdiel y de Chris. 

-Te crees que puedes llegar y follarte a mi novia como si yo no estuviera detrás? 

-Si tú no le das lo que merece tendrá que irse con otras personas! 

-Mi novia es mía! No necesita a nadie más 

-Tu novia es libre- contradijo Zabdiel- al igual que todas las personas! Además ella fue quien me buscó! Nunca me follaria a alguien con pareja 

-Mi novia está feliz conmigo, no te necesita!- Dijo el chico remarcando el "mi" 

-No me apetece pelear hoy chaval, mañana tengo un día largo en el instituto y no me apetece verte por ahí con la cara morada 

-A quién piensas pegar tú?- Dijo acelerándose el chico. 

Me puse delante de Zabdiel y lo miré a la cara viendo como lo intimida a pesar de que me sacara un cabeza de altura. 

-Déjate de rollos y vete con tu novia, si tanto la quieres- Dije empujándolo levemente. 

-No me digas lo que tengo que hacer, enano.

Christopher me sujetó del hombro y yo me giré empujando a mis amigos fuera de la multitud. 

Ellos dos comenzaron a caminar mientras les tiraban miradas asesinas y se encendían un cigarrillo. 

Caminamos un poco más hasta que llegamos a uno de los bancos. Ellos dos se sentaron y yo me quedé enfrente mirándolos. 

Ese parque era especial. Muchas bandas callejeras se juntaban ahí a diario para pasar la tarde incluida la nuestra. Éramos demasiada gente y demasiadas bandas pero no cualquiera entraba a ese parque. 

Entre nosotros sabíamos perfectamente quién entraba y quién salía de lo que conocíamos como "Negros", un nombre en clave poco original pero que nos hacía estar unidos y buscarnos para ayuda en las peleas. 

-Me habéis hecho venir para nada- Dije aceptando el cigarro que me pasaba Chris. 

-Sabes que eres crucial amigo- Dijo Zabdiel soltando el humo de su boca- Sigues con problemas en el paraíso? 

Asentí lentamente mientras expulsaba el humo de mi boca y miraba hacia otro lado. 

-Ya es mala suerte que justo cuando te ibas a pegar con aquél chaval pasara tu padre. 

Miré a Christopher y bajé la cabeza pasándole el cigarro. 

-Me tengo que ir 

-Te acompañamos? 

-No vais a casa?- Pregunté metiendo las manos en los bolsillos de mi sudadera. 

-Para qué? Los dos estamos en la mierda 

-Luego os quejáis de mi…- susurré mirándolos a lo que ellos asintieron. 

Me despedí de ellos y caminé hacia mi casa de nuevo mucho más tranquilo que antes tomándome mi tiempo. 

Cuando llegué vi que todas las luces estaban apagadas así que igual que lo había hecho antes subí por la tubería colandome por la ventana quedándome ahí un rato. 

El aire ahí era fresco y puro y no molestaba a penas. 

Suspiré hondo y después de un par de minutos entré quitándome la sudadera dejándola en la silla que todo el mundo tiene en su habitación para dejar la ropa sucia. 

Suspiré hondo y me tumbé en la cama sintiendo como mi piel se hundía en esta tranquilizandome. 

Respiré profundo y me dormí antes de poder ponerme a pensar en algo más.