CAP. 8.

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Zabdiel me dejó en el sillón y yo respire hondo agradeciéndole. 

-No hacía falta que me cargaras 

-A penas puedes mantenerte en pie- Me dijo quitándome los zapatos. 

La casa de Christopher era pequeña pero lo suficiente para pasar unos días hasta que me recuperara de eso. 

-Voy a dejar tus cosas en mi habitación, dormirás allí hasta que te recuperes del todo. 

-Christopher no es justo que llegue a tu casa y encima te quite la cama. 

-Como vuelvas a decir una estupidez así no te doy de mi chocolate… 

Zabdiel río y se sentó en el sofá acariciando mi pelo. 

-Erick, sabemos que es duro pero no puedes quedarte callado más tiempo… Si no llegamos a ir Chris y yo a saber lo que te podría haber pasado… 

-Zabdiel yo os agradezco mucho que estéis conmigo en esto pero no estoy listo para contar una cosa así. 

-Flaco, cuando he entrado en esa cocina pensaba que te habíamos perdido para siempre. La simple idea me horroriza y Zabdiel y yo estamos aquí para ayudarte, o no os acordáis de la promesa que hicimos cuando éramos pequeños? 

-Dios…- Dije cerrando los ojos mientras sonreía. 

-Cómo te puedes acordar de eso?- Dijo Zabdiel riendo. 

-Siempre juntos nunca injuntos, aunque tengamos que ir a la cárcel por eso. Somos hermanos y nos protegemos como tal. 

Christopher abrazó a Zabdiel y después se agachó dejando un beso en mi frente. 

-Os quiero imbéciles 

Sonreí agarrando la mano de Zabdiel apretándola levemente. 

La puerta comenzó a sonar y yo me levanté lentamente mirando a los dos. 

-Quédate aquí- Me dijo Chris caminando hacia la puerta. 

Sacó la cabeza levemente y sonrió falsamente apoyándose en el marco sujetando la puerta con una mano. 

-Hola Erito, en qué puedo ayudarte? 

-Hola Chris, hacía tiempo que no te veía… 

-Si, que agradable sorpresa. 

Miré a Zabdiel y él suspiró levantándose del sofá. 

-Venía a ver si sabías algo de Erick, ha desaparecido y ni Daysi ni yo sabemos nada de él ni el motivo.

La mano de Chris que sujetaba la puerta se volvió blanca de apretar tanto mientras que su cara reflejaba preocupación. 

-No, no sé nada… Eso cuándo fue?

Hubo un silencio en el otro lado que hizo que Christopher soltara una carcajada sarcástica y bajara la cabeza. 

-Dile a mi hijo que lo espero esta noche para cenar 

-Tu hijo no irá Erito, yo no voy a dejar que vaya

-Quien te crees que eres para prohibir algo así? 

-Quien te crees que eres tú para destrozarle la cara a golpes? 

Christopher se acercó a él mirando sus ojos. 

Zabdiel caminó hacia él y le sujetó el hombro tirándole hacia atrás. 

-Buenos noches Christopher.

-Buenos noches Erito. 

Christopher cerró la puerta y soltó un suspiro mirando a Zabdiel. 

-No te vamos a dejar solo flaco

Einstein ||| Joerick     Donde viven las historias. Descúbrelo ahora