Moonbyul

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«Una, dos, tres... Tres mil trescientas, cuatro mil quinientas doce coma dos» Moonbyul no dejaba de contar obejas en su cabeza, no podía dormir.

«Profesora de defensa personal ¿de dónde habrá sacado eso?  Lo peor es que ya la mitad de las mujeres de la ciudad lo saben, la clase del jueves va a estar llena y tendré que fingir que soy Docente» Se daba mil y una vueltas entre las sábanas, al otro día tendría que ir a ofrecerse para el puesto en la escuela de su hija y esperar, esperar a que le dijera que estaba loca, que necesitaba un título para ejercer y que no dejarían que cualquier psicópata enseñara en su escuela.

Aún así la duda se la estaba comiendo por dentro. Porque ¿y si la aceptaban? ¿Y si podía estar cerca de Wheein para cuidarla? Podría almorzar con Solar todos los días, no estaría sola. La oportunidad a cada momento le parecía demasiado atractiva.

Para cuando logró dormirse, ya había decidido que iría.

Soñó con Solar, con Solar riéndose con esa característica risa estruendosa de limpia parabrisas mientras tomaba su taza de café con ambas manos, esa mujer le había dado una oportunidad. Por un momento se atrevió a pensar ¿Era un Ángel? Quizá, no tenía idea de cómo averiguarlo. Despertó horas después, queriendo estar más cerca de esa mujer.

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La mañana pasó rápido, Wheein parecía feliz. Estaba algo callada, Moonbyul lo notó, pero más allá de eso, nada. Excepto porque al parecer su hija parecía estarla observando con atención, casi con ojos clínicos.

—Estás feliz —Dijo su hija, finalmente— Estás feliz porque la vas a ver

—Wheein, esto aún es algo incómodo para mi. No sé si deba hablarlo contigo

—Soy tu hija

—Eres mi hija de 16 años, que se está convirtiendo en una adulta y está pasando por un momento muy fuerte en su vida donde todo es desconocido —Moonbyul respiró hondo— Estoy feliz porque al parecer tengo empleo nuevo, voy a estar cerca de ti y puedo cuidarte. Además de que tendré ingresos extras y podré juntar ese dinero para comprar una casa algo más cerca de la playa.

—Pero también estás feliz porque la vas a ver

—Ella me está consiguiendo el empleo

—No es eso... Hay algo bailando entre ustedes, es una energía extraña

—¿Está bailando?

—Sí, el lago de los cisnes, justo cuando se miran

Moonbyul rió.

—El lago de los cisnes

—Justo cuando se miran —Repitió, Wheein.

—No me gusta tu maestra

Wheein rodó los ojos y miró hacia la ventana, sonriendo.

—Pero ya son pareja

Moonbyul casi frena el auto ¡Se le había olvidado por completo!

—Entonces también me toca ser novia de Solar —Dijo, su voz sonó casi ahogada.

—Mamá ¿pensabas que el favor era gratis? El bruto de ayer trabaja ahí, de hecho es mi maestro de biología

Sintió que el estómago se le convertía en una especie de vacío ácido, estaba molesta.

—¿Entonces tendré que lidiar con él?

—Y yo también, no te hagas como si fueras la única con problemas. En este lío estamos las tres —Wheein hablaba muy en serio, pero no parecía estar enfadada— Pero por otro lado, va a ser algo interesante

No hay treguaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora