Mientras Dormías.

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— tenemos que revisar tu herida — Tenten dirigió una mirada hacia su pierna, le había perdido él interés desde que empezó a gritarse con el en estos últimos días parecía que era lo único para lo que si podían ponerse de acuerdo, la castaña le dió la espalda y fué por sus armas cuando todas estuvieron de  regreso en su pergamino las ato a su cintura, Madara había llegado hasta ella de nuevo, está vez no se había molestado en ocultar su rostro y nisiquiera lo había hecho con su traje — ¿Qué pasó con lo de ser discretos ? — la castaña miró hacia el hombre con una ceja enarcada — es más que lógico que ya no es necesario — respondió el sin tomarle mucha importancia, no iba a confesarle que se había olvidado de todo cuando entro en la cabaña y no la encontró en ella, esa era el tipo de cosas que no se podía dar el lujo de contar.

— vamos — insistió — después de ver a estos asesinos ya debés haber  entendido que es lo que te conviene por el momento — la castaña lo observó un momento, el Uchiha le dió la espalda y espero, Tenten dió dos pasos antes de ser detenida por él — sube — le ordenó y Tenten volcó una mirada de él hasta su espalda, no de ninguna forma pensaba subir a su espalda y como si el pudiera leerle la mente se adelanto a hablar — tus heridas te harán ir lento y no nos podemos ser ese lujo así que sube o te llevaré en brazos y vas a tener que verme la cara por el resto del viaje — Tenten enarco las cejas ¿Que clase de amenaza infundada era esa? Al final por decisión de la lógica y para evitar seguir peleando y más que nada por que se sentía mareada decidió subir a su espalda, Madara se aseguro de sujetarla antes de hecharse a andar — lamento lo de tu espada — hablo  desde detrás, había visto el final del arma blanca partida en dos durante el último ataque y ella sabía cuánto le gustaba aquella arma.

— supongo que está bien, encontraré algo más — el Uchiha salto sobre los árboles y comenzó a correr por el bosque saltando de árbol en árbol.

— enana — Madara se preguntó si se había quedado dormida por alguna razón, desde hacía varios minutos su cuerpo se había apesantado y podía sentir su piel caliente sobre la tela que los separaba del contacto físico, quizás tenía fiebre — uhmm — en respuesta recibió un intento por mantenerse despierta.

— está bien — la tranquilizó —puedes dormir no voy a tirarte — Tenten sonrió apenas — Oye — el Uchiha podía verla a través vez del rabillo de su ojo — te agradezco que me salvarás — Madara asintió — no ha sido nada pero harías bien en no ser tan terca y en no sacar conclusiones de quien sabe dónde.
— ¿Me estás regañando? — inquirió ella apoyando por completo su barbilla sobre el hombro de su compañero — quizás — acepto el, había cierto aire de complicidad en aquellas palabras pero ninguno pudo notarlo en aquel momento, Tenten sentía los párpados cerrarse sin reparos — ¿sabes algo? —.
— uhmm...
— yo no te odió — sus párpados se cerraron por completo entrando en los brazos de Morfeo —  nunca te he odiado.

— Yo tampoco. murmuró el tan bajo que cualquiera hubiera dudado de dónde proveía esa voz o si quiera había Sido real y no un invento de la imaginación del oyente, Madara siguió su camino y se dedicó a mirar hacia delante, tenía la extraña sensación de que todo lo que sabía y en lo que creía estaba cambiando mientras ella dormía sobre su hombro con la extraña familiaridad de quien lo conoce de toda una vida.

El silencio que había en la pradera era inmenso, no se escuchaba ni el suave cantar  de las  aves, ni el ruido de los animales, la kunoichi se levantó del césped, un delicioso aroma llegaba hasta ella, eran las incontables flores que la rodeaban, miró a su alrededor estaba completamente sola ¿Era posible que Madara la hubiese  abandonado? ¿Donde estaba?

Con un nuevo nudo atareado en su garganta se hecho a andar, no creía conocer el lugar, no hasta que fue capaz de ver la silueta que se había levantado frente a ella — Neji ... Neji — el miedo, la alegría y las ganas de abrazarlo le encogieron el corazón, el Hyuga le daba la espalda pero a ella no le importó demasiado, era él, único y especial.
Siempre había Sido él.

Sus ojos se empañaron en lágrimas — Neji — Tenten tuvo miedo por primera vez, sus piernas no avanzaban más y al contrario Neji parecía alejarse con cada paso que lograba dar — Detente... — chillo desesperadamente más el castaño no la escuchó, nisiquiera oso por ponerle la más mínima atención y entonces lo supo, lo había perdido y luego burlándose de él y de su memoria se había enamorado del que se suponía era su enemigo.
Ya no era Neji quien ocupaba el corazón de la castaña, no, ahora era él...

El corazón le dió un vuelco...

Madara le sacudió los hombros con brusquedad, llevaba más de media hora intentando despertarla y en algún momento sus intentos de volvieron más bruscos, Tenten parecía estar sumergida en la oscuridad, temblaba bajo sus manos y tenía la cara empapada de un sudor frío, el Uchiha había comenzado a perder la calma, nunca antes se había visto en suena incomoda situación, Tenten lo estaba obligando a ir más allá de lo que él quería o podía hacer.

—¡Tenten abre los malditos ojos de una vez por todas ! — el Uchiha sarandeo una vez más con brusquedad el cuerpo helado de la castaña.

— sabes mi nombre — los ojos de la Shinobi se habían abierto un poco, mostrando que había vuelto a la lucidez, Madara enarco las cejas — ¿Pero que dices? Claro que lo se llevó cuidandote interminables días...

La castaña sonrió — ¿Tan mala soy? O es solo por el hecho de que no soy lo que esperas.
Madara no respondió más, en su lugar retiro las manos de ella como si hubiera faltado a un silencio pacto consigo mismo.
— Descansa esta noche, mañana tendremos que irnos.
— ¿Por qué?
— este lugar ya no es seguro, a estas alturas todos las aldeas saben de ti y de mi ¿Cómo crees que se tomará el hecho de que estás huyendo con un asesino?

Madara se levantó, había logrado dejar en jaque a la castaña y ahora se disponía a irse, tomar aire fresco y al día siguiente deshacerse de ella.

— Madara — una suave voz viajo hasta el reteniendolo, obligando al Uchiha a volverse, la mano de la castaña se había aferrado con desespero a la suya misma — quédate — suplico — no quiero estar sola.

El pelinegro se volvió hacia ella rompiendo el lazo que los unia, llevo con algo de brusquedad una mano hasta la frente de la Shinobi, aún había vestigios de la temperatura que habían dejado las heridas — duerme — le ordenó.
Tenten cerro los ojos en contra de su voluntad — estaré aquí mientras duermas — prometió.

Tenten no tardó demasiado en conciliar el sueño el cansancio aunado a la fiebre le habían derrumbado vas de inmediato, el Uchiha se había quedado hasta que la castaña cerró los ojos y luego como una sombra abandonó la cabaña, la oscuridad de la noche y un cielo sin estrellas lo recibió, más allá sobre los árboles un destello de luz lo invito a acercarse, Madara fue hasta el a paso lento.
—Esta hecho — hablo el ninja refugiado en su anonimato — los shinobis de Konoha llegarán mañana por la mañana.
— es tiempo suficiente — aseguró el pelinegro.
— ¿Estas seguro?
— Nunca he estado más inseguro Hiroshi, nunca.

Puñetazos de tu ausencia [Sin editar] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora