Memorias de un extraño

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Mina nunca había visto tanta sangre en un mismo lugar, pero ahi estaba en medio del bosque siguiendo el rastro de sangre esparcido de forma desigual sobre el suelo, era murió de mañana  cuando se había aventurado a encontrar lo que suponía era algún animal herido, sus pasos se abrieron un camino por entre los oscuros matorrales, del otro lado se escuchaba el ruido del agua fluir cuesta abajo, sea lo que fuese no podía haber llegado tan lejos, con las manos temblamdole abrió las últimas ramas y echó una mirada sobre las rocas lisas que adornaban la cascada que conocía desde pequeña, pronto llevo sus manos hasta su boca para ahogar un gritó.

Grande había sido su sorpresa al descubrir que no había estado siguiendo el rastro de un animal herido, si no el de un humano, el cuerpo hacia boca abajo, con el agua lavandole el rostro, la joven aldeana  se apresuró a llegar hasta el hombre y con manos temblorosas intento moverlo, pesaba demasiado así que tuvo que hechar manos de toda su fuerza para poder girarlo, su boca estaba cubierta de sangre pero no parecía tener herida alguna visible, el uniforme que portaba parecía el de un antiguo Samurái y en la parte de su espalda había un enorme escudó, pertenecía al clan Uchiha, pero aquello era imposible, los únicos dos Uchihas no podían ser él, ella conocía a Sasuke Uchiha y a Sarada Uchiha entonces ¿Quién era él?

Con algo menos de precisión acercó su oído hasta la boca del hombre esperando escuchar algunas pistas de que el estuviera aún con vida, fue apenas un ruido seco y molesto lo que encontró — Tengo que hallarla ... — murmuró él — ¿Qué dices? — Mina volvió a inclinarse hasta el — tengo que encontrarla, morirá si no lo hago.

Y entonces el peso del cuerpo del extraño se desplomó, totalmente inconsiente.

Un día atrás...
Madara nunca había experimentado tanta felicidad y miedo como aquel día, su mente vago por la infinidad de cosas que quería hacer con Tenten a su lado, el solo hecho de imaginarlo lo había hecho sonreír, todos los lugares que le llevaría a conocer, por qué todo sería nuevo con ella a su lado, las mañanas que compartiría a su lado y la bella familia que podría lograr crear.

Todo aquello que no había experimentado nunca antes y ahora podría hacerlo, volvió a besarla como si nunca lo hubiera hecho, con el pudor de la suavidad y la necesidad de la lejanía, sus manos se cerraron alrededor de sus mejillas y luego alrededor de sus caderas, Tenten sonreía, era la sonrisa más bonita que hubiera visto nunca, sus frentes chocaron por un segundo y después el habló, no había podido que esperar más, debían irse, ahora mismo, el no iría de allí sin ella y con certeza sabia que el no se iría sin el.

Entonces tomo su mano y se hecho a caminar, más algo estuvo mal, Tenten no avanzó, nervioso volvió a dar un tirón suave y obtuvo la resistencia de la primera vez.
El nerviosismo se transformó en verdadero terror, muy dentro de él -y aunque lo había ignorado lo mejor que pudo- sabía que había algo mal, la experiencia de la guerra le había dado aquella característica especial y nunca le había fallado ¿Acaso ahora era más débil o más tonto?
Su mirada se giró despacio hasta ella — lo siento — Tenten tenía sangre sobre sus labios — de verdad lo lamento, no lo sabía, no hasta ahora...

— shh — Madara nego abruptamente, avanzó hasta ella y la atrajo hasta el, su cabeza quedó bajo la sombra protectora de Madara — no es culpa tuya, es culpa mía, es toda mía, no me di cuenta de que soy yo el que te daña, aunque no quiero hacerlo, es mi presencia, mi sola presencia la que te pondrá en peligro y como lo siento...

El cuerpo de Tenten se deslizó sobre sus manos y Madara llego hasta el suelo con ella entre sus brazos, acunandola, cuidandola.
— duele — murmuró ella, sus manos se dirigieron hasta su abdomen y se retorció desesperadamente entre ellos, la sangre se escurrió por el suelo, la mirada de Madara paso de aquella imagen hasta el rostro de su amante — duele mucho — gimió ella — Madara ... No dejes que le haga daño al bebé, no dejes que lo maten, si lo quiero, lo amo tanto como te amo a ti —.

Puñetazos de tu ausencia [Sin editar] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora