16. Cassadaga

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El tiempo pasaba y nada interesante ocurría. Los días nuevamente parecían fotocopias, la misma rutina una y otra vez.
Sadie había vuelto al instituto. No habíamos hablado de su embarazo y Andrew seguía sin saber nada, sin embargo sabíamos que la tormenta no iba a tardar en llegar.

Había llegado el día en el iríamos a la excursión de una semana en un hotel bastante rural y lujoso de un pueblo tenebroso y sumamente pequeño en florida. La idea era desconectar y aprender sobre la cultura y los secretos del pueblo para después hacer un trabajo de investigación, cómo no.

Aquel día hacía mucho frío. La nieve caía sobre nosotros, todos estábamos abrigados a más no poder ansiosos por subir al autobús donde nos acogería una cálida temperatura. Yo iba a sentarme junto a Brooklyn y Sadie y Chelsea se sentarían juntas.

Caminé con dificultad por el estrecho pasillo del autobús que separaba los asientos y finalmente llegué al nuestro. Me senté junto a la morena, quien tenía una expresión algo burlona en el rostro.

—Que rosita.—Dijo señalando mi abrigo rosa de Chanel que me cubría hasta la mitad del muslo. Me encantaba porque era de mi madre y porque el rosa era uno de mis colores favoritos.

Solté una pequeña risita y negué con la cabeza. Al instante vi a Jayd, con un gorro de lana gris y un abrigo negro abrirse paso por el pasillo para sentarse en la primera fila. Astrid, cómo no, le siguió y se sentó junto a él.
Mentiría si dijera que no quería ser ella.

—¿Ves como tienen algo? Incluso se sentaron juntos.—Dijo una voz chillona y femenina a mis espaldas. Miré por el hueco que separaba mi asiento y el de Brooklyn para encontrarme con Madison y Andrew conspirando. Tenían que estar justamente detrás de nosotras.

—¿Por qué sólo usas la boca para decir mentiras y tonterías Madison?—Le pregunté con asco. Dirigió su mirada hacia mí con una mirada seria y los labios fruncidos en una fina línea.

—¿De qué hablas Barbie?—Me preguntó. Escuché la risa de Andrew por lo bajo. Si él supiera lo que tenía encima...

— De que te has inventado lo del profesor Jayden y Astrid. Sólo estaban sacando un refresco de una máquina expendedora.—Suspiré pesadamente.—Y no vuelvas a llamarme "Barbie".—Terminé haciendo comillas con los dedos.

—¿Y cómo lo sabes? Tú no estabas ahí.—Me respondió alzando una ceja. Estaba buscando mi mínimo fallo para usarlo en mi contra o convertirlo en un rumor.

—Jayden me lo dijo.—Confesé.

—Ah... entonces me equivoqué, no es Astrid la que está con Jayd, eres tú.—Respondió dramáticamente. Mis pulsaciones se aceleraron y sentí la sangre ascender a mis mejillas. Pensé en lo estúpida que era por tener una conversación con Madison. Parecía una niña pequeña.

—Oh, espera, ¿ahora también vas a hacer un rumor sobre mí?—Pregunté irónica. Madison sonrió triunfal. Brooklyn escuchaba música sin ser consciente de la conversación y Andrew la escuchaba entretenido.

—Eso depende de ti, Barbie.

—Que te jodan.—Respondí poniéndole fin a la conversación y sacándole el dedo del medio. Volví a mirar hacia el frente y comencé una llamada con Pryor, quien no dejaba de decirme que iba a pasar hambre ya que su hermano no estaba y que lo cuidara de sufrir una hipotermia.
La verdad era que iba a echar de menos a Pryor, sobretodo por las tardes, ya que él era mi única compañía.

Observé el paisaje avanzar. De ser una ciudad se convirtió lentamente en un paisaje más natural y helado, hasta que finalmente llegamos a Cassadaga, la pequeña ciudad del misterio cubierta de nieve.

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⏰ Última actualización: Sep 03, 2019 ⏰

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