"Ｆｌｏｒｅｎｃｉａ" [La Casa de Papel]

S I E T E❃

Espero les guste el capítulo✨

Perdonen la demora💓

【－－－】 

—Después de todo...—dice la castaña tomando de la copa— nunca me planteé volver a cenar, ya sabes, solos...

—Fui un gilipollas —dice el hombre desviando su mirada— fui tan tonto por dejarte...

—Tus razones tuviste -responde ella con una mueca de incomodidad— tú mismo lo dijiste, al final de todo no soy la mujer perfecta.

—Eres perfecta —chasquea su lengua tratando de disimular su nerviosismo— pero no para mí...

—¿Pero qué dices?, venga no sigamos con esto que nos ponemos sentimentales.—

Dice ella finalmente lanzando una risa incómoda y jugando con su cabello.

Aquella noche se atenuó en preguntas personales de ambos, incumpliendo las normas, al fin y al cabo, "el amor es una buena razón para que las cosas fallen".

—Espera, espera ¿cómo era, te acuerdas? —balbucea la castaña entrelazando sus propios pasos— una mattina mi son' svegliato...

Canta lentamente aquella canción que el hombre se sabía a lujo y detalle.  

—O bella ciao, bella ciao, bella ciao, ciao, ciao...— termina él de la misma forma tomando a una Florencia ebria por la cintura.

—La canción de la resistencia ¿Por qué eso somos, no? La resistencia— dice ella con una sonrisa cerca del rostro de él.

Los efectos del aquel vino en aquella cena jugaron una mala pasada en ambos y estando en la puerta de aquel hangar, se dieron cuenta que la diversión se había acabado.

Y pasando aquella, tenían que tomar el papel de atracadores de vuelta.

Es así que a pasos envueltos ambos entran agarrados de las manos, acompañados únicamente de la oscuridad y el silencio.

-¿No podías escoger un lugar menos tenebroso?- pregunta ella y seguido a aquello explota en risa.

Y conociendo aquel hangar como la palma de su mano camina libremente hacia aquella litera la cual tanto odiaba.

Y sentándose en la parte baja de aquella, se saca los zapatos rápidamente y con un bostezo se digna a prepararse un café.

—¿A que hora te has puesto tu pijama de bibliotecario? —pregunta ella con una sonrisa, forzando su vista para verlo mejor— Un día iremos de compras, yo quiero uno ¿Quieres un café?

El hombre niega con un bostezo y agarrando aquel pinganillo se desploma en su cama.

La noche pasaba lenta y ella no había dormido nada al igual que él.

Es ahí que después de terminar aquel café camina para aquella litera.

—¿Quieres ponerte aquí? —pregunta el hombre boca abajo— así escuchamos lo que pasa con ángel, no somos los únicos que hemos aprovechado la noche.

Y lanzando una leve carcajada, acepta aquella propuesta.

—Es gilipollas —suelta ella posándose al costado de él y acomodando el otro pinganillo en su oreja— está super cansada y para lo único que la llama es para ver si le pegaba Andy Warhol.

—El tipo ese con el que te he visto, que os cogíais de la mano ¿te acostarías con él?—

Escuchan ambos como una Angel pasado de copas le pregunta a Murillo.