*CAPITULO 13*

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NUESTROS RECUERDOS SON INOLVIDABLES, PERO NO PUEDO DEJAR DE PENSAR EN ESA VIDA QUE HABRÍAMOS DISFRUTADO JUNTOS. 

Amaris

Espero nerviosa junto a la ventana , cuando veo salir a Bastian de la limusina me pongo todavía más tensa al ver que iba de traje. Aquel era Bastian en modo magnate, con la mirada velada, el rostro tenso y serio.

–Tengo que contarte algo –anuncio casi sin aliento, ya en la entrada.

Bastian sacó una hoja de papel que llevaba doblada en el bolsillo de la chaqueta.

–Ya lo sé...

Se me aceleró el corazón, se sintió desconcertada al ver la copia de la Acta  de nacimiento.

–No sé qué decir...

–No hay nada que puedas decir –replicó –. Anoche me mentiste. Me has ocultado la verdad deliberadamente durante más de un año. Es evidente que no tenías la menor intención de contarme que había sido padre.

–No pensé que volvería a verte –murmure. 

–Quiero verlo.

–Está durmiendo la siesta...

–Aun así, voy a verlo... 

Respiró hondo y empiezo a subir las escaleras mientras me seco las manos mojadas de sudor en los pantalones . me digo que si me muestro razonable y conciliadora, podríamos salir de aquel embrollo de manera civilizada. 

Era natural que Bastian sintiese curiosidad y dado que estaba divorciado, era posible que no se sintiese tan avergonzado como si todavía hubiese estado casado.

–No hagas ruido –susurre

Abro la puerta de la habitación que comparto con mateo La cuna de Mateo estaba en la esquina.

 Bastian 

Me acercó a la cuna con paso decidido y observó con incredulidad cómo dormía plácidamente un niño. Mi hijo.

 No tardó en descubrir el parecido a mi.Es como verme de niño , respiró hondo e intentó contener la emoción que crecía en mi pecho, una emoción que no había sentido nunca antes. Aquel era mi hijo. 

Lo habían tenido que operar y yo no había estado a su lado. Podía haberse muerto sin que hubiese sabido de su existencia. La idea me enfurece de solo pensarlo y, por miedo a no ser capaz de controlarme, Me doy la media vuelta y camino hacia la puerta.

Amaris

Lo observo con inquietud. Estaba colorado, tenía los ojos azules oscuros y muy brillante, inescrutables, y los labios apretados.

–Theos... jamás te lo perdonaré –me dice desde lo alto de las escaleras en tono helado.

Se me encogió el corazón, me siento consternada y noto que me pesan las piernas, cauando la torpeza al caminar, mientras bajaba las escaleras.

Al llegar al salón, me armo de valor y lo miro

-¿Qué es lo que no me vas a perdonar?  ¿Que me quedase embarazada?

Bastian  me mira pensativo desde el otro lado de la habitación.

–No soy tan tonto. Hacen falta dos personas para hacer un bebé. Y sé que no lo planeaste porque, en ese caso, me habrías pedido ayuda para criarlo. Dado que no intentaste ponerte en contacto conmigo para decirme que habías tenido un hijo mío, puedo absolverte, al menos, de haber actuado por codicia.

LA AMANTE TRAICIONADA - Mariams RodríguezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora