Capítulo 10: Festejo

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Finalmente, el día del debate había llegado. No me sentía nervioso, más bien me sentía ansioso. Realmente quería tener esa conversación con ella. Seria tan gratificante verla y hacerle comer sus palabras, que lo disfrutaría a cada segundo.
Sentí unas manos abrazándome desde la espalda. Tomé aquellas manos y al sentir su tacto sabía quién era.

—¿Te sientes mejor? —preguntó Dahyun detrás de mí.

La hice voltearse para poder verla. Emanaba una energía tan duradera y positiva que era imposible no ponerse de buen humor con ella.

—Por supuesto que estoy bien, contigo ahora lo estoy. He pensado mucho lo que pasó y te lo juro que te lo recompensaré hoy.

—Está bien, solo que no sea un lugar muy caro, no me gustaría que gastaras todos tus ahorros en mí.

—De acuerdo —pensé por unos segundos—, creo que ya sé a qué lugar te llevaré.

La verdad es que no tenía idea de a donde llevarla, solo no quería que me viera como un tonto por no saber. Lo tendría que conocer pronto.

Ahora que la veía bien, notaba que estaba vestida de una forma diferente. Tenía un vestido blanco, totalmente blanco, parecía un ángel caído del cielo. Además, traía una bolsa cargando, algo que llamó mi curiosidad.

—¿Que tienes allí? —pregunté.

—Son alas de ángel. Me las pondré para el club de teatro.

Al parecer no estaba tan equivocado. Y era cierto, tenía que representar algunas películas en su club, solo que no estaba seguro de cual sería la del día de hoy.

—¿Qué película es?

Romeo + Juliet. Es un clásico también del cine.

La verdad no tenía idea a cuál se refería. No me gustaban mucho ese tipo de películas, aunque debía de admitir que leí la obra de Shakespeare.

En ese momento la profesora de literatura pasaba a mi lado. Notó mi presencia y me agarró del hombro.

—¿Estás listo, Andrew? —preguntó la maestra.

—Claro —sonreí rebosante de confianza.

Eso era cierto. Me sentía fuerte. No tenía nada en contra de mi compañera, solo que meter a todos los hombres en una categoría de machistas opresores me parecía una mentalidad demasiado pobre.

Llegamos al salón. Notaba algo muy diferente. Las butacas estaban acomodadas de tal forma que había un semicírculo, con un par de pedestales en ese espacio. Al parecer era algo importante.

Saqué de mi mochila todas las hojas que necesitaba. Debía de estar muy preparado, ya quería refutarle cada una de sus ideas hasta dejarla sin una.

—¿Quien quiere empezar? —preguntó la profesora.

—Primero las mujeres —le cedí la palabra a Deyanira.

—Andrew, eso es machista. Lo haces solo porque soy mujer.

—De acuerdo, entonces empiezo yo.

—Eso también es machista, ponerte primero que una mujer.

De acuerdo, empezamos mal. No llevábamos ni 30 segundos y esta mujer ya me estaba rompiendo los nervios.

—¿Que propones tú, entonces? —pregunté.

—Un sorteo.

Eso me parecía justo. La profesora hizo un sorteo y resulto ganadora Deyanira. Al fin dejaría de quejarse y empezar el debate de una buena vez.

Venganza con amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora