Capítulo 35: El entrometido

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La noche había sido perfecta, nada podría mejorar este momento. Estaba con ella, eso me alegraba con toda mi alma. Todo había sido espectacular. Hacerla mía de la forma más linda y dulce posible, no solo era atracción física, sino emocional. Me atraía, me gustaba, me encantaba, me fascinaba.

Era la mejor chica con quien estaba, sin demeritar a terceros. Algunos creerían que soy hipócrita por enamorarme de Daphne cuando aún estoy con Dahyun, pero la verdad es que también la amo, amo a mi novia, y eso también me frustra. Yo no elegí a quien amar, solo dejé que las cosas fluyeran y mi corazón lo eligió.

Ahora estábamos acostados, semi desnudos, solo con nuestra ropa interior puesta. Ella estaba en mis brazos y yo la protegía. Al despertar podía ver sus hermosos ojos y su lindo cabello rojizo. Su mirada se centró en mí y ambos nos quedamos observándonos fijamente, como nuestras pupilas se dilataban y como nuestra piel se erizaba cuando nos dábamos pequeños cariños.

—No puedo creer que esto esté pasando —dije dando un pequeño beso en sus labios.

—Yo no puedo creer que me ames —respondió con una sonrisa.

—Y yo no puedo creer que hayas caído tan bajo, Andrew —dijo una voz en el fondo de la habitación.

Inmediatamente nuestros sentidos de alerta se activaron. Nadie más debía de estar aquí, y cuando finalmente vi quien era, odié que Gideon se encontrara recargado en el marco de la puerta.

Ambos nos recargamos en la cabecera de la cama, mientras que Daphne se ocultaba con su cobija hasta la altura de sus hombros.

—Se suponía que llegarías más tarde —dije serio.

—Hubo un incidente y regresamos antes. Creí que eras más listo —respondió en el mismo tono.

Salí de la cama y me dirigí hasta él. Esto era grave, demasiado grave. Necesitaba calmar la situación lo antes posible.

—Vete, en un momento hablamos tú y yo —le dije.

—¿Estás loco? ¿Y perderme la oportunidad de aprovecharme mientras está vulnerable e indefensa?

Inmediatamente caminó hasta ella y sus intenciones eran más que claras. Aquello me incendió tanto que lo detendría. Lo tomé del brazo para después llegar al hombro y con todas mis fuerzas azotarlo contra la pared de espaldas.

—Ni se te ocurra. No me importa si la odias, pero no permitiré que le hagas ningún daño —dije con colera.

—Creo que será mejor que me vaya —comentó Daphne.

Ella tomó toda su ropa y salió de la habitación a toda prisa. Por el momento hubo un completo silencio mientras él recorría toda mi habitación observando. Hasta que se escuchó la puerta de entrada cerrarse y allí supimos que ella se había ido.

—Bien, felicidades, Andrew, buena actuación, solo falta desenmascararla.

Él caminó hasta la puerta y sonrió maliciosamente. Creo que este día será demasiado largo, pero no se iba a quedar así.

—¡No! —respondí enojado.

—¿Qué dijiste? —dijo confundido dándose media vuelta.

—No haré nada para lastimarla, aunque eso signifique perder toda relación familiar.

—¿Quieres que te lo recuerde? Ella es una maldita, me hizo... es decir —agitó la cabeza—, le hizo daño a Jeff.

—No soy idiota, Gideon. Estuve investigando. Jeff vive en Filadelfia ahora, y justo en este momento veo que es lo que tanto ocultabas. Daphne te rompió el corazón a ti, por eso la odias tanto y trataste de utilizarme para lograr tu estúpida venganza.

Venganza con amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora