Capítulo 37: Vestuario

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Al fin, el día de la graduación había llegado. Hoy sería un hermoso baile, un baile en el que todos estábamos preparados desde hace bastante tiempo. Era la noche mágica del año, todos lo esperábamos y también creíamos que sería la mejor de nuestras vidas.

Me levanté de la cama, vi mi celular y chequé el itinerario de hoy. Debido a la fecha, el día iba a ser bastante intenso, lo cual incluye estar todo el día ocupado, haciendo cosas que normalmente no haríamos y que esperábamos que todo saliera perfecto.

Primero bajé a la sala para después ir al comedor, en donde comería el desayuno. Primero lo primero, satisfacer necesidades básicas. Allí se encontraba mi tía, que al parecer también estaba emocionada, incluso más que yo.

—Aún no puedo creer que este día llegue. Todavía recuerdo cuando eras un bebé —comentó.

—Hoy me gradúo, tía, así que por fin me convertiré en adulto —sonreí.

—Por cierto, ¿irás con Gideon? He notado que ambos han estado distantes últimamente.

—Lo que sucede es que tuvimos una pelea y creemos que lo mejor es estar un poco alejados para no hacerlo peor.

—Comprendo. Ustedes ya son grandes, así que confío en que podrán resolver sus diferencias.

—Gracias —me alegré—. Y respondiendo a tu pregunta, iré a la graduación con mis amigos, así que los veré en unas horas más.

Me alegraba que ella respetara los espacios, que no tratara de presionar ni apresurar las cosas, lo cual nos ayudaba a evitar que el problema sea más grande.

—Andrew —empezó—, ya arreglé todo para el cuarto de Nathaniel, solo faltan un par de detalles, pero todo estará listo cuando él regrese. Y eso será en un par de semanas.

—Gracias, en serio gracias. Créeme que su ausencia ha sido demasiado dura.

—Lo sé... Andrew, eres un gran chico, ha sido muy fuerte y admiro eso de ti. Desde lo que sucedió con tus padres, y mi hermano, he notado como has crecido como persona y te has hecho responsable. Yo también los extraño y ha sido muy duro para todos. Quiero que sigas igual de fuerte y que también tengas toda la felicidad del mundo.

Eso me ponía feliz. Que un adulto reconociera mi trabajo y notara que soy más que un simple chico era increíble, además que me ponía ansioso por el hecho de que mi hermanito pronto estaría en casa.

Continuamos comiendo hasta que terminamos. Mi tía recogió los platos y yo pensaba en algo que me revolvía la mente; necesitaba un consejo.

—Oye, tía, ¿te puedo hacer una pregunta?

—Claro, dime —frunció el ceño.

—Tengo dos postres. Uno es un pastel de fresa y el otro de chocolate. El de fresa es delicioso, lindo, bello y todos me apoyan a comerlo porque es bueno, pero llega un punto en que me empalaga y no quiero comerlo más. Por otro lado, el de chocolate es lindo, hermoso, dulce, delicioso, y aunque en un principio era muy amargo, después me encantó su sabor, pero todos me dicen que no lo coma porque es malo. ¿Cuál debo de elegir?

—La respuesta es fácil. Elige aquel pastel que más te guste y te haga más feliz, sin importar lo que digan los demás —sonrió dulcemente.

Ella terminó por irse a la cocina. Sinceramente había sido un buen consejo, me quiso que eligiera a Daphne. Ella me hace más feliz que Dahyun, y ambas se merecen que elija solo a una.

Después de estar un ligero tiempo en la sala, subí de nuevo a mi habitación. Me aseé lo suficiente para estar preparado. Hoy saldría, por lo que debía de al menos estar presentable.

Venganza con amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora