Fight

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— Déjame entender. — comentó Alejandra mientras acomodaba los vasos sobre el estante en donde estos comúnmente estaban. — ¿Tienes novio y lo voy a conocer ahora mismo? — preguntó con el ceño fruncido. — ¿En qué momento sucedió eso?
Hace unas cuantas semanas atrás estabas llorando por tu amigo heterosexual que por cierto, se nota muchísimo que te trae ganas, ¿y ahora estás de novio con otro?, ¿por qué esta noticia no está encantándome? — declaró en un puchero.

La morena estaba de verdad emocionada con la relación imaginaria que se formó en su cabeza luego de conocer al mejor amigo de Joaquín. Ella aseguró que en cualquier momento esos dos estarían entrando de la mano todos acaramelados a la cafetería porque el rizado debe dejar a su novio en el trabajo antes de la universidad. Al parecer estaba demasiado lejos de aquella historia.

El pequeño rodó los ojos y rió sin muchas ganas luego de que la muchacha mencionara a Emilio.

— Verás que te encantará. — afirmó. — Diego es increíblemente magnífico. No tienes ni idea de lo maravillosa que fue su declaración, jamás creí que alguien haría eso por mi. — sonrió sincero recordando esos momentos.

— ¿Me cuentas? — dijo animada mientras apoyaba uno de sus codos sobre la barra para mayor comodidad.

Si Alejandra era honesta, podía notar en cada una de las facciones de su amigo que al contarle absolutamente todo lo ocurrido sus ojitos brillaban como nunca los había visto brillar antes. Sus mejillas se sonrojaban en algunas ocasiones y sus manitos iban a cubrir su rostro por las emociones que le causaba relatar a detalle la historia.

— Fue demasiado mágico. — finalizó y tomó con cuidado la margarita que colgaba de su cuello.

— Vaya que sí. — asintió muy de acuerdo. — Parece ser que están muy enamorados. — comentó sin mirarlo a los ojos mientras jugaba con sus dedos. Lo que quería saber en realidad era si todavía seguía sintiendo algo por el rizado, y la mejor manera de saberlo era preguntando indirectamente.

Joaquín se sorprendió por aquella deducción y relamió sus labios algo nervioso.

— Me gusta Diego. — afirmó y se quitó la chaqueta de mezclilla que traía puesta para poder ponerse correctamente el delantal. — Pero no puedo decir que estoy enamorado de él si llevo perdido durante más de diez años por un tonto heterosexual que al parecer es mi mejor amigo. — rió sin realmente creer que era gracioso. — No puedo olvidarlo de la noche a la mañana. — negó triste. — Pero verdaderamente espero lograrlo. No quiero sufrir más, quiero permitirme ser feliz. — finalizó con una sonrisa honesta.

Alejandra lo abrazó con todas sus fuerzas y dejó un corto besito en su sien. Se había convertido en su hermanito, era increíble cómo su relación había avanzado después de tanto tiempo.

La campanilla que avisaba cuando alguien nuevo ingresaba al lugar sonó y ambos se separaron para lograr divisar de quién se trataba. Una sonrisa ladina bastante adorable fue recibida por Joaquín. Diego había llegado a la hora exacta en la que quedaron, y se veía muy guapo, pero lo más interesante de todo fue que traía un ramo pequeño de rosas rojas en una de sus manos. Alejandra soltó un chillido bajito e hizo que el pequeño la codeara para evitar que continuara avergonzándolo.

— ¡Mi amor! — corrió a sus brazos e indudablemente el ojimiel los sostuvo como si de la primera vez se tratara.

— ¿Cómo estás, angelito? — preguntó y un chillido aún más agudo se escuchó desde los estantes. Alejandra se disculpó y continuó acomodándo los vasos. Joaquín sólo rió bajito y enredó sus brazos en el cuello de su novio. — Te extrañé. — mencionó divertido porque sabía que habían pasado menos de seis horas desde la última vez que se vieron.

Those straight people with cliché vibes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora