Lucy todavía no se había dado cuenta de aquello

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- Lucy, tu habilidad con la espada no es nada mala- declaró Erza estrechando sus manos. Ambas estaban sudando a causa del arduo entrenamiento.

La pelirroja estaba muy feliz, hasta sus amigos jurarían que le salían estrellas de sus ojos al ver a la rubia. La maga elemental fue una de las pocas mujeres que se le acercaban. Quería ser su amiga.

- también es un honor luchar contra ti, Erza- sonrió la mencionada queriendo llorar por dentro. En primer lugar, había sobrevivido a la espada de la prefecta de la división que se destacaba por eso. En segundo, la fuerza de Titania no desaparecía ni en una novela de romance y ni en un apretón de manos.

- Erza, deberías de parar. Le romperás el brazo si continúas- intervino un muchacho de pelo azul mientras le sonreía nerviosamente a ambas. Su amiga de la infancia le había roto una mano en su primer encuentro. Aquel día que los comprometieron sin aviso alguno. Sólo eran niños, y lo seguían siendo de alguna manera.

- Jellal tiene razón. Sus músculos no resistirían tanta fuerza, podrían desgarrarse- agregó Zeref, el prefecto de la división de ciencias con una sonrisa más suave y gentil.

La villana de la novela observó al joven de pelo azul y al hermano de su mejor amigo. Era raro que estuvieran presentes si le preguntaran.

- vaya- sopló Gray mientras los veía de lejos con sus amigos- realmente existen personas que logran controlar el mal genio de Erza

- debería de luchar con alguno de ellos- murmuró Gajeel en una pose pensativa- no crees, Salamander?

Sonrió ante el apodo que le había puesto al idiota de pelo rosa. Después de todo, se lo había ganado con la salamandra de fuego que atrapó hace varios años atrás.

El mencionado no parecía estar de muy buen hurmor. Es más, parecía estar pensando en algo que no era una idiotez mientras miraba a la rubia.

El chico de los piercings resopló algo sorprendido y miró a su otro amigo, Sting a la vez que le susurraba un:

- ¿por qué está usando su cerebro?

Sin embargo, el rubio tampoco le estaba prestando atención mientras miraba a la misma muchacha. También parecía concentrado utilizando su cerebro.

Gruñó de vuelta, ella era una hechicera? Había logrado un milagro al hacer que el dúo más idiota y denso pensaran con su cabeza.

Volteó hacia los otros azabaches, quienes parecían estar más normales.

- ¿cómo hago para parecer más idiota?- murmuró Rogue mientras se arreglaba un poco su fleco sin mirar a un punto fijo.

El mago de metal tosió fuerte ante tales palabras.

Se acercó a Lucy con su ceño fruncido y arremangándose su camisa negra. Los duques Dragneel y Eucliffe podrían actuar de una manera rara y sería tan natural como sus manías por las peleas, pero otra cosa era el marqués Cheney.

- ¿qué crees que haces, Gajeel?- Gray le preguntó con una mueca mientras apoyaba una mano sobre el hombro del mencionado, con fuerza.

- ¿tú también?- bufó el muchacho de pelo largo. Cada vez estaba más covencido de que sus amigos estaban bajo un hechizo. Lo sospechó desde que el mago de hielo apostó su espada a favor de la rubia y de que el mago de las sombras la fuese a socorrer.

Antes de que alguno de los dos atacase al otro, otra mujer se unió a la conversación; sin hacerlo de la mejor manera ya que golpeó fuertemente a Redfox, quien salió volando hacia el suelo, cubierto de tierra.

- nadie se atreve a insultar a mi querida y amada nee-chan- la voz de Minerva era de ultratumba al igual que la mirada despiadada que le daba al pobre.

Reencarné como la villanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora