Reencarné como la villana

El día en el que todo la irritaba

Lucy se despertó con unas grandes bolsas debajo de sus ojos. Había descansado, realmente lo había hecho. Pero aún así, sentía que no era suficiente.

Se apoyó sobre sus rodillas para luego abrazarlas.

No quería ir a las clases de la mañana, ni las de la tarde.

Lo único de ella que estaba preparado para tantas miradas y rumores nuevos era su hermoso dedo del medio queriendo ser de utilidad para insultar sin su boca.

- puedo faltar.... ¿no es así?- murmuró con su voz más grave de lo usual, a causa de que se acababa de despertar, y su humor.

Deslizó una mano por sus sábanas. Por un pequeño instante, quiso que Natsu se hubiera escabullido en su cama.

Eso sería normal. Y así, ninguno tendría que estar luchando por ella, ni cayendo por ella, menos causando un gran alboroto en la academia.

- ¿Lucy?- la llamó Erza mientras que abría la puerta de su habitación como si nada. Pero la muchacha ya no estaba de humor para cuestionar el cómo lo había hecho o la legalidad del asunto.

- ¿necesitas algo, Erza?- preguntó la mencionada con una sonrisa forzada.

La pelirroja la examinó con su mirada, dando a entender que sabía que la rubia sólo estaba manteniendo una falsa tranquilidad.

- ¡Lucy-nee!..- exclamó Minerva asomando su cabeza por detrás de la heredera al trono del imperio como si nada- ¿qué haces? ¡Cámbiate! Vamos a llegar tarde...

- .... lo siento chicas- se disculpó la maga con una risa nerviosa- pero creo que hoy no iré...

- ¿Lucy-nee? ¿Te sientes mal?- se preocupó mucho la azabache arrugando sus cejas- ¿quieres que me quede contigo?

- no es nada grave, Minerva- ella la tranquilizó con otra sonrisa. Sin embargo, podía sentir que no le servía de nada hacerlo.

Su prima intercambió una mirada con la pelirroja, ambas sabían que todo esto fue sido causado por el incidente de ayer.

Habían decidido mantener a los cuatro muchachos lejos de ella por un tiempo, hasta que las personas perdiesen interés por ese rumor. Por eso fueron ellas dos las que la habían buscado esta mañana.

A pesar de eso, el plan no estaba funcionando del todo.

- Minerva, adelántate a tu salón. No puedes llegar tarde- declaró la prefecta de la división de espadas mientras que se cruzaba de brazos.

- p-pero...

- soy una prefecta, se me es permitido llegar tarde, pero a ti no- Erza silenció a la azabache antes de echarla de la habitación y cerrarle la puerta.

- tú también deberías irte, Erza- dijo Lucy sin muchos ánimos- no querrás perderte tus clases, no?

Ella no dijo nada, desvío su mirada y se sentó en la cama de la rubia. No era común para ella dar consejos, o consolar a alguien, pero siempre había una primera vez para todo.

- Lucy....

La pelirroja apretó su mochila, algo preocupada.

- en serio, no te preocupes, estoy bien...- murmuró suavemente la muchacha de los rumores.

- Lucy- Erza respiró hondo- hasta el caballero más fuerte deja caer su espada alguna vez durante una batalla. Pero puede levantarla de vuelta y seguir luchando- se giró hacia su amiga- no dejes que las personas te depriman. Todos somos tus amigos, te ayudaremos en lo que podamos. No te encierres aquí