Aquí para ti

957 113 137
                                    


Lucy nunca pudo entender el poder mágico de los baños, siempre parecían ponerla de mejor humor y ahora que ya no estaba tan sucia, ella sentía que podía respirar bien.

Se volvió a mirar su cara, esta vez en su espejo. Sus rasgos eran pálidos y parecía tan destruida.

Siempre creyó que era una bella muchacha, aún así, actualmente se veía rara, para no decir otra cosa. Su pelo rubio estaba desordenado, sus ojos demasiado cansados y sus labios perdieron ese lindo color que tenían. No eran naturalmente rojos pero por lo menos, tenían un lindo rosa pálido.

Suspiró.

Se sentía un poco mejor. Pero no se veía mejor.

Salió del pequeño baño y entró a su habitación. Sting estaba allí y parecía mirar el gran campus de la academia desde su ventana, la luz de la luna golpeaba su rostro y lo volvía naturalmente hermoso. Su pelo rubio brillaba de una manera más sofisticada que cuando la luz del sol se posaba en él.

Su boca estaba fruncida, luciendo pensativo.

Pero a la rubia no le importaba lo hermoso que fuera. Todavía estaba enojada con él.

- ¿buscas una pelea, Sting? Si es así, busca a Natsu, él lucharía contigo aún dormido

- ya te lo he dicho antes, rubia- suspiró el mencionado- puede que pienses que sólo estoy peleando contigo, pero estoy de tu lado, ayudándote

- no deberías haberme arrojado a la bañera así- dijo Lucy, pero ya no estaba gritando.

Era más como si estuviera regañando a un niño. Sí, definitivamente había sacado lo peor de ella, pero me sentía un poco mal por gritarle antes, y nunca lo admitiría.

- no deberías haberte resistido- el rubio replicó con simpleza

- suenas como un violador- la maga pensó en voz alta, cruzándose de brazos.

- créeme, soy un gran caballero como para hacer eso- gruñó disgustado el muchacho.

- me acabas de tirar a la bañera como si nada, señor caballero- ella sintió que la conversación era algo divertida, y sentía eso, diversión.

- eres una excepción a todo- dijo Sting con un tono aburrido, girándose para mirala, con una sonrisa torcida- es bueno ver que estás sonriendo de nuevo

Lucy se quedó quieta.

Levantó torpemente su mano para tocar su rostro.

¿Era porque sentía diversión? Efectivamente estaba sonriendo. Era pequeño pero era real, una genuina sonrisa.

Para él y por él.

No le gustó eso, parecía que su felicidad dependía de alguien, y eso era terrible. Si se sostenía por siempre de alguien, cuando esa persona ya no esté más en su vida, sentiría el doble de tristeza.

Aún así, actualmente, se sentía bien sonreír de nuevo.

Sting ladeó su cabeza, y la llevó hacia su cama, sin hacer nada. Estaban ambos arriba de ella, frente a frente con las piernas cruzadas.

- entonces... ¿qué se supone que estamos haciendo ahora?- preguntó nerviosamente la rubia con una sonrisa nerviosa.

El rubio relajó sus hombros y sacó unas cartas de su bolsillo, que desparramó por todo el colchón.

- armemos casitas- declaró con una sonrisa mientras que tomaba dos cartas.

- ¿de esto querías hablar? ¿Arquitectura con cartas?- quiso saber la rubia, midiendo su nivel de respeto hacia él.

Reencarné como la villanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora