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—Los días siguen pasando y no hay rastro de __ Pearce. Ya han pasado nueve días desde la última vez que se le vio y las posibilidades de encontrarlas son casi nulas aunque...

Erick apagó el televisor. Agarro una camiseta limpia y unos vaqueros y se vistió. Caminó hacia la ventana y mientras corría las cortinas a un lado, divisó a __ sentada bajo la sombra del árbol mientras leía un libro. Madre mía, ella sí que era bella. Las cosas habían cambiado desde la última vez que intentó tocarla. No la había vuelto a besar desde aquel día y aunque moría por la urgencia de querer tocarla no lo intentaría otra vez, al menos por un tiempo. Los últimos días que los pasó junto a ella había aprendido que si quería que las cosas resultaran bien debía mantener distancia con __. Para él ella era intocable, magnífica, única. Un ángel caído del cielo. Su ángel, su __. La había esperado tanto tiempo y ahora que la tenía no podía tocarla.

Erick bajó las escaleras. Mientras pasaba por la sala principal, se le cruzó por la mente la idea de salir hacia el jardín y agarrar a __ entre sus brazos para besarla. Tan solo sentir la calidez de sus labios una vez más...

Escuchó a Nico gruñir, quien estaba acostado en el sillón y había levantado la cabeza al verlo bajar las escaleras. Erick lo fulminó con la mirada gruñendo también. De verdad estaba empezando a odiar a ese animal.

—Cierra el hocico, saco de pulgas. Y ni se te ocurra orinar sobre mi sillón o te corto las pelotas con una cuchara.

El perro gruñó, enseñándole los dientes amenazadoramente y como si le entendiera le ladró. Gruñendo también, Erick salió por la puerta principal y metió la llave a la cerradura, asegurándose así de que __ no se escapara. Su celular vibró en el bolsillo del pantalón.

—Erick, ¿Te falta mucho por llegar? Ya tengo la información lista y muero por que la veas -Dijo su amigo, notablemente entusiasmado.

—Voy en camino Joel -Dijo mientras se subía a su vehículo. Metió la llave al contacto y arrancó.- Dime un pequeño adelanto.

—No -Carcajeó.- Prefiero que lo sepas tu mismo.

Erick se quejó, como un niñito pequeño, incapaz de poder esperar un poco más.

—Vale, espero que valga la pena.

—Créeme, no te decepcionaras -Colgó.

Erick siguió manejando mientras el pensamiento por saber qué información había descubierto Joel lo comía por dentro. Aparcó en una esquina y caminó hasta llegar a la casa de Joel.

—Hola Erick, ¿Cómo estas? -Saludó su amigo en cuanto le abrió la puerta.

—Impaciente. Joder, pásame la información ya -Exigió.

Joel cogió una carpeta de una mesa y extendió el brazo. Erick acerco su mano y antes de que pudiera tomarlo, él lo alejó de su alcance.

—Eh, antes de que te lo de quiero mi pago -Dijo Joel.- Me costaron mis huevos conseguirte la información así que espero de que sea buena.

Erick vaciló y metió su mano en su bolsillo para sacar un manojo de billetes y entregárselo.

—¿Satisfecho? –Preguntó Erick.

—Mmh.... -Corrió con el dedo billete por billete.- Si, aquí tienes -Extendió el brazo y Erick agarro la carpeta.- No la desperdicies.

—No lo haré, gracias Joel.

Joel asintió y se despidió para luego cerrar la puerta. Erick giró y empezó a caminar a su vehículo. Pasó al lado de una cabina telefónica y vio algo que llamó su atención. Retrocedió unos cuantos pasos para comprobar lo que vio y al instante sintió su sangre hervir por la furia. Arrancó el folleto que estaba pegado mientras el miedo por perder a __ corría por su cuerpo otra vez. Sus ojos examinaron la fotografía de __. Preciosa. Leyó la descripción, en dónde informaban de que estaba desaparecida y tan pronto como terminó arrugó el papel hasta encerrarlo en su puño, prometiéndose a sí mismo que no la iban a encontrar. Ella era suya, y no la iban a alejar de él. Jamás.

ACOSADA -Erick Brian Colón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora