Capítulo 6

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- Al menos conservo mi mente - Sonrió con ironía - Y ahora tengo un mundo entero para construir.   

         Indudablemente el rio debía ser el  Malagarzi, solo que su cauce definitivamente no era el mismo. Todo intento de recuperar su máquina y sus pertenencias estaban totalmente fuera de su alcance.

         Resignado resopló y comenzó a hacer sus habituales listas de necesidades.

         Por la tarde, las rocas y cortezas de arboles estaban todas escritas con piedra caliza. allí se leía, armas para defensa, fuego, refugio, comida...

         Dos semanas después un barbudo John Galt disfrutaba de sus precarias comodidades.

         Con paciencia y la ayuda de su cortaplumas construyó un hacha rudimentaria en base a una piedra afilada y la ató con tiras de corteza de árbol. De igual forma construyo una lanza que luego de varios intentos le permitió ensartar a un extraño pez que bogaba por la ribera del rio.

         Caminó por horas buscando piedras en el rio que le sirvieran como pedernal mientras se repetía a si mismo hurgando en sus recuerdos, "sílex o cuarzo y pirita, sílex o cuarzo y pirita... "

         Malezas secas de la ultima crecida con algunas hojas secas y un mechón de sus cabellos le permitieron, luego de innumerables intentos encender fuego.

         Había decidido de que el amplio rio ofrecía una defensa natural contra alimañas y depredadores. Se abocó a la construcción de una rudimentaria balsa que le permitiría pernoctar embarcado y alejado de la costa sin preocuparse por su seguridad.

         John no descansaría hasta tener una base solida de supervivencia. Pasaba sus días atareado sin notar que, de desde hacia tiempo, era observado desde la profundidad de la selva cercana.

El Mito de EvaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora