Capítulo 14

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Ella ahora tenía conciencia. Sabía quién era.

         Era Tud, y adoraba y veneraba a Yon.

         Todo en ella era asombro y admiración. Si hubiera existido en su mente algún rudimentario concepto espiritual, sin dudas Yon seria Dios.

         Febrilmente intentaba por todos los medios de imitarlo y aprender. Reprochaba frustrada sus fracasos golpeándose la cabeza, hasta que Yon la detenía y calmaba con esos hermosos sonidos que salían de su boca.

         Su instinto le decía que tenía que aparearse con ese hombre, pero él la rechazaba y no entendía por qué.

         Había juramentado su vida a agradarlo y obedecerle. Confiaba ciegamente en él.

         Ella amaba a Yon.

El Mito de EvaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora