Hoy no estaba la chica hermosa. Ahora que lo pienso, no sé su nombre...
- ¡Limario!.– Gritó Rosie, a mi lado.
- ¿Qué pasa, Rosie?. ¿Por qué gritas de esa manera?.– Pregunté, sin quitar la vista de la computadora.
- Te he estado hablando todo el rato, y tú ni me miras.– Hizo un puchero.
- Lo siento, Rosie, he estado distraída.– La miré.– ¿Cómo va la portada del libro?. Necesito que esté lista ésta semana, ya que he terminado el ejemplar.
- Vaya, que rápida. No te preocupes, hoy estará listo a más tardar.– Dijo, mientras sonreía.– Has estado bastante inspirada últimamente.
- Si, he tenido mi inspiración.– Respondí, volviendo a mi trabajo.