No deseo amarte

CAPITULO 14

Había pasado más de un mes desde que Oliver y Juan tuvieron relaciones sexuales, Oliver se había abstenido de llamarle en todo ese tiempo. Le costaba y angustiaba mantenerse alejado del alfa, pero su cabezonería no le dejaba rendirse a las necesidades de su omega.

Le había visto de lejos varias veces y había enloquecido de ganas de abrazarlo, extrañaba su aroma, su calor, todo él. No se podía concentrar y no había avanzado nada de nada en su trabajo, estaba despistado y como perdido.

Cuando comentó esto con el psicólogo le dijo que estaba torturando a su omega, le estaba privando de lo que más necesitaba.

—Oliver es como si no respiraras o no comieras, vas a enfermar.

—Pero si lo veo un poco, entraré en celo y querré verle cada vez más.

—Pues dile de compartir piso. Pero vas a enfermar, a ti el chico te gusta así que deja de ser tozudo y no te tortures más.

Así que había empezado a quedar con el chico algunas veces y a ratos. Pero era como sospechaba, llegaba llorando a casa del dolor que le causaba no estar con Juan y eso que no le había marcado, era todo horrible, triste y tenebroso, así que tenía que tomar la decisión y tirar para adelante porque no podía continuar así.

—Perdón por llegar tarde, me retrasé en mi trabajo.

—Siéntate, por favor. ¿Quieres tomar algo?

—No, no te preocupes Oliver, mejor hablemos de eso tan importante, aún tengo que ir a casa que mañana madrugo.

—No estoy bien.

—¿Qué te pasa, qué tienes? —Sus manos volaron a tocar la frente de Oliver, este sintió un estremecimiento de placer y su omega temblaba de felicidad—. ¿Qué puedo hacer por ti?

—Ven a vivir conmigo.

—¿Qué?

—Te extraño todo el día, desde que nos acostamos no me puedo concentrar, mi omega necesita verte y olerte, es como si me hubieras marcado. Tengo una habitación libre, tienes que hacerte responsable de lo que me pasa.

—Pero no puedo permitirme el vivir en esta casa tan lujosa.

—Solo tienes que pagar la mitad de los gastos, luz, agua y comida. Nada de alquiler, ahorra el dinero para la universidad. Bueno supongo que tendré que conocer a tus padres para que puedas abandonar tu casa.

—Vivo solo. A mi padre le trasladaron por trabajo en mi último año de instituto, como de todas formas yo quería venir a la universidad de aquí, estoy desde entonces viviendo solo. Me trasladé a este barrio hace pocos meses, una vez había quedado firmada la venta de nuestra antigua casa.

—No tenía ni idea.

—Me dijiste que no te interesa mi vida.

—La verdad que puedo ser muy cabrón. ¿Vivirás aquí?

—Sí, te dije que haría todo lo posible para hacerte feliz.

—Pero no estamos saliendo, solo compartimos casa y de vez en cuando tenemos sexo.

—Te entendí, ven aquí anda.

Para sorpresa de Oliver, Juan le cogió en brazos y sentándose en el sofá le abrazó para besarle con intensa pasión. Oliver sorprendido se dejó hacer sintiendo como un agradable calor y un maravilloso cosquilleo recorría su cuerpo.

—Mmmmmmmm, más cerca.

—Tu omega de veras me extraña. Pero lo siento, tengo que irme.

—Espera, entonces, ¿cuándo te trasladas?