VIII

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Pasada unas horas Kathy se despertó sobresaltada. Todavía no creía lo que había hecho.
Se sentía culpable . Debía pedirle ayuda a Merlín no tener un romance con él. Su insignificante persona estaba interfiriendo en la vida del mago más poderoso de todos los tiempos.
Kathy sabía que habían grandes posibilidades de que se enamorara de él.  Era un peligro que no debía correr.
Merlín yacía dormido a su lado. Con cuidado para no despertarlo Kathy se deshizo de su agarre. Una lágrima rodó por su mejilla. Tomó su varita, algo en ella se quebró cuando dijo: "obliviate".
Kathy corrió hacia el castillo ,una parte le decía que había hecho lo correcto pero sentía como si ella misma se hubiera desgarrado el alma.
Llegó a su habitación y solo pudo llorar. Lloraba por el miedo, la indecisión, por el gran remordimiento que sentía. Por momentos solo quería volver a casa, a Hogwarts, pero entonces venían a la mente esos recuerdos: Merlín, el beso, aquel perfecto beso, eso que nunca había sentido con otro hombre lo tuvo por un momento con  Merlín y lo tiró al vacío.
Kathy se durmió entre las sabanas empapadas de sus lágrimas. Sintió una voz que la llamaba por su nombre. Se levantó asustada. Incluso en el mundo de los magos no es buena señal escuchar voces. Sintió que el sonido venía de las mazmorras. No lo pensó dos veces y fue hacia allá.
Burló a los guardias usando el hechizo wingardium leviosa para mover unas velas y llamar su atención. Tomó una antorcha y siguió su camino. Llegó a lo que parecia la entrada de una cueva bajo el castillo. Entró en ella pero estaba vacía.
Kathy temió por su vida cuando vio un gigantesco dragón frente a ella. Respiró cuando notó que estaba encadenado. Aun así tendría precaución con él.
-Al fin llegas-dijo el gran dragón mientras reposaba sobre una roca
-Yo...-Kathy estaba paralizada en primer lugar por el miedo y en segundo lugar porque en su tiempo los dragones no hablan
-Sé que mi presencia no te resulta muy... grata pero no debes temer no tengo intenciones de usar mi aliento en ti.-dijo el dragón
-¿Eres tú quien me llamaba?-preguntó la chica más segura
-En efecto
-¿Puedes ayudarme?Estoy aquí por error. Debo volver a casa pronto
-Las casualidades no existen. No estás aquí por error-Replicó el dragón
-No creo que comprendas. No soy de este tiempo. Caí en un portal por un experimento fallido y por eso estoy aquí.
-De tantas épocas pasadas y futuras en las que pudiste haber caído llegaste precisamente a esta. Como ya ves las casualidades no existen. Llegaste aquí con una misión
-¿Y cual es mi misión?
-Deberás salvar al joven Merlín.
-¿Pero qué tengo yo que aportarle a él?
-Todavía Merlín es joven e inexperto. Una amenaza se cierne sobre él y ni el mismo Arthur puede salvarle de eso
-¿Pero qué es?¿Cuando llegará?¿Qué debo hacer?
-Solo puedo decirte que sus recuerdos son la salvación del joven Merlín. Y si esa amenaza no ha llegado. Pronto llegará.
Diciendo el dragón desapareció y el batir de sus alas apagó la antorcha de Kathy.


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