Magic!

XVI

Gaius ya sabía que algo iba muy mal con Merlín así que fue a buscar a la chica que podría resolver esto de una vez por todas. Por fin la vio en los jardines del castillo con el príncipe. Paseaban como una pareja normal pues ya no habían secretos. Esto no evitaba los cotilleos indiscretos.
Gaius se quedó observándolos hasta que vio que Arthur se despidió de la chica besando su mano para cumplir con sus deberes de la guardia real.
El anciano bajó por las escaleras y se encontró con la joven todavía sentada en un banco bajo un Álamo.
-Buen día mi lady. Me permite un momento?
-Si, por supuesto
-Verá...-dudó Gaius-tengo entendido que usted tiene una relación estrecha con Merlín... o tuvo-Ella abrió muchísimo los ojos en clara señal que estaba alarmada por el conocimiento del viejo sobre aquello.
-Mire yo... No sé de qué me está hablando.
-Por desgracia creo que sí sabe muy bien. Merlín está en peligro y necesita de su ayuda.
-¿Qué podría hacer yo por Merlín?
- ¿No has notado qué está mas huraño de lo habitual?
-Si...-dijo dudando
-Merlín ya no es el mismo, está bajo la influencia de un poderoso hechizo de amor.
-Todavía no comprendo qué tengo que ver con todo esto
-Todos somos afectados de seguir Merlín en ese estado y tu eres la única , que yo tenga conocimiento, que puede detener la influencia de Nimué sobre Merlin.
-Y la tal Nimué es la mala de la película...
-Por su puesto ella desea destruir a Camelot y ademas... Espera un momento¿qué es una película?- con razón el comentario de Kathy fue fuera de lugar puesto que se encontraba en la era medieval. Ni la electricidad existía en ese entonces-Hay algo inusual en ti-dijo Gaius sospechando
-En serio no es nada...importante. Todavía no me has dicho que puedo hacer por Merlín.
-Debes...
En ese momento llegaron del palacio unos guardias que apresaron a Kathy. Gaius intentó impedirlo pero acabó en el suelo por acción de los propios guardias. La llevaron dentro del palacio hasta la sala del trono. Ella temblaba de miedo y solo suplicaba por que Arthur llegara antes de sus tareas.
Uther estaba sentado en el trono y junto a él estaban los nobles.
-Katherine Clemens...-dijo Uther arrastrando las palabras-se le acusa de alta traición al reino de Camelot-afirmación de Uther desató cuchicheos entre los presentes- por la práctica de brujería. Es obvio que mi hijo no se fijaría en un ser como tú a no ser bajo la influencia de la magia.
-Yo no sé que está hablando, su majestad, yo sería incapaz de engañar así al príncipe Arthur yo lo amo realmente tanto cómo el me ama a mí.
-¡Silencio! -Gritó Uther rojo de ira. Un silencio sepulcral se hizo en la sala que fue roto por el ruido que hizo la enorme puerta de ébano al ser abierta por el príncipe Arthur.
-¿Se puede saber qué es este circo, padre? si es que te puedo llamar así.
-Esta...mujer a la que deseas tomar por esposa no es quien tu piensas.¡ Es una bruja! Mírate hijo,¿Por qué te fijarías en semejante criatura sino es por acción de la magia?
-¡¡Mientes!!
-¿Cómo osas desafiarme?-Arthur se quedó mirándolo hasta que oír fin Uther se dignó a hablar-Muy bien si sostienes que la chica es inocente no te opondrás ni ella tampoco a que busquemos en su alcoba por pruebas contundentes.
-Podrás buscar cuanto quieras que no encontrarás nada.
-Muy bien... ¡Guardias!
Los guardias siguiendo las órdenes del rey fueron hasta la habitación de Kathy y revisaron cada rincón de la misma. Arthur supervisó la búsqueda. Justo cuando pareció ser que no había nada que la incriminara uno de los guardias tomó la varita de Kathy que estaba junto a su cama. Al empuñarla la varita lanzó chispas y un hechizo arturdidor salió disparado golpeando a otro guardia. Arthur se quedó petrificado: aquella era una prueba irrefutable de que Kathy, su Kathy era una bruja y probablemente sus sentimientos hacia ella no eran verdaderos.
Kathy fue condenada a muerte y el sólo permaneció quieto en la sala para ver como se la llevaban al calabozo para ser ejecutada al día siguiente. Ella estaba destrozada no podía creer que Arthur no hizo nada al ver que sería ejecutada. No luchó. Ya no habían ganas de vivir.