Magic!

X

Ya la noche había caído. Kathy estaba en su habitación mientras seguía pensando en Merlín y lo que el dragón le había dicho:"No estás aquí por error"
Quizás su vida en realidad sí podría significar algo para Merlín.
Ya lo había decidido: iría buscarlo no importa lo que tuviera que dejar atrás, ella quería estar con él de una vez y por todas.
Salió a toda prisa de su cuarto. Quizá lo que vio fue un mal entendido. No sacaría conclusiones apresuradas. Si no podía recordar entonces empezaría de cero con él. Tendría todo el tiempo del mundo.
Cuando lo vió su corazón crujió como si lo hubieran aplastado con un cascanueces. Allí estaba Merlín  besándose con ella.
Sus sentimientos fueron tan intensos que los jarrones de cristal se hicieron trizas por su magia involuntaria. Aquello interrumpió su beso. Ambos ni notaron la presencia de Kathy, se tomaron de la mano y se fueron de allí.
La chica caminaba sin rumbo por los corredores del Castillo cuando se encontró con Arthur que salía de su habitación.
-Eh, espera!-el príncipe se interpuso en su camino-¿Qué te sucede? tú...fuera de tu habitación ...a estas horas-dijo divagando
-Un mal día-dijo Kathy con la voz quebrada sin levantar la vista del suelo-el corazón de Arthur se encogió al ver a la chica así.
-Todavía no ha acabado tu día, además no debe haber sido malo del todo-Dijo mientras se acercaba a ella para atrapar con su dedo índice una lágrima que se le escapaba a la chica. Enseguida una alarma se activó en él y su estómago se volcó: le importaba demasiado aquella sirvienta.
-Tienes razón, no será malo del todo.
Diciendo esto Kathy besó repentinamente a Arthur que lo tomó desprevenido pero enseguida correspondió. Era un beso salvaje lleno de furia, deseos reprimidos y una reacción en cadena que explotó al contacto de aquellos dos. Entraron enseguida al cuarto.
Cuando Arthur cerró tras de sí la puerta todavía besándola, se detuvieron un instante. Entonces la miró. Se vio entonces reflejado en sus preciosos ojos verdes. Un escalofrío recorrió su espalda llegando a su entrepierna. ¡Por fin la tenía en sus brazos!Pensaba. Mientras ella solo sabía que quería olvidarse sus problemas, de su propia vida, en los brazos de Arthur. No había nada que perder si intentaba ser feliz al menos esa noche.
Arthur siguió besándola esta vez con sentimiento diferente. Le imprimía una delicadeza salvaje que hacía temblar las piernas de Kathy. La tomó en  brazos y la colocó con suavidad en su cama con dosel. Las manos ágiles de Arthur respetaban el virginal cuerpo de Kathy más no faltaba el deseo de hacerla completamente suya. Besaba su cuello y a ella se le escapó un gemido de placer mientras hundía sus dedos en el cabello rubio del príncipe.
El joven la miró nuevamente a los ojos mientras la tomaba de la cintura como pidiendo permiso para ir más allá. Ella lo contemplaba extasiada y sonrió mientras volvía a besarlo. Él con cuidado fue desatando las correas de su vestido y seguían besándose cada vez con más deseo. Ella lo despojó de su camisa de lino. Sus manos acariciaron su pecho hasta llegar a su abdomen, una descarga eléctrica recorrió su mano al notar la definición del cuerpo de Arthur.
Siguieron así besándose cada vez con más intensidad, pequeños mordiscos intercambio excitante de lenguas hasta que se quedaron completamente desnudos.
La luz de la luna iluminaba desde atrás su silueta. Él la observaba pasmado. Él se colocó sobre ella. Luego solo en la habitación se podían escuchar los gemidos de ambos. Kathy arañó su espalda. Arthur solo lo disfrutaba. Entonces llegó el momento cósmico que dio fin a esa unión natural. Ambos estaban más que complacidos con el otro. Entonces al terminar Arthur notó una mancha en la sábana. No era necesario decir nada. Aquella fue la primera vez de Kathy. Ella cayó rendida en los brazos del príncipe. Fue en ese momento que él descubrió que aquella también fue su primera vez a pesar de que había tenido sexo muchas veces antes pero jamás había hecho el amor como lo hizo con aquella sirvienta.