Día 8.

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Supuso que después de la burla de su propio padre, nada debería ser tan incómodo, pero fue consciente de su error tan pronto vio llegar a Raven con una sonrisa triunfante en el rostro. El favor que le pidió tendría un precio y parece que sufrir de sus comentarios molestos sería el primer pago.

Extendió la mano hacia Clarke, dejando ver el pequeño dispositivo USB brillar entre sus dedos. Decidió esperarla en los jardines del hospital porque sabía que le resultaría muy tentador ir a visitar a, cita textual: la mujer que logró gobernar a Clarke Griffin.

"Te han dejado salir, ¿eh?" se mofó sin saludarla siquiera.

"Rae, no es lo que piensas", dijo tan pronto cogió el pequeño objeto y Raven tomó asiento a su lado.

"Ah, ¿no? Entonces tu llamada a las 3 a.m. para pedirme que consiguiera esto, porque tú no sabías de esa mierda nerd, ¿qué es?", argumentó.

"Pensé que tú eras la indicada para ello", se defendió la rubia. "Eres una base de datos humana", quiso elogiarla para evitar el daño colateral.

"De mecánica, de informática, de ingeniería, pero no de eso", gruñó Raven, "pudiste esperar a que amaneciera".

"Probablemente sí", replicó Clarke rápidamente, "pero no quería hacerla esperar, ya sabes, su corazón..."

"Esa carta no la juegues conmigo, Griffin", pidió. "Nunca me han gustado las tragedias y estoy viendo cómo te involucras en una justo ahora," la miró preocupada.

"Sólo estoy siendo útil, ¿qué tiene de malo?" preguntó Clarke.

"Pretender que no te das cuenta, es un buen ejemplo", dijo.

"¿No me doy cuenta de qué?", quiso indagar Clarke.

Raven se encogió de hombros para escaquearse. "Sólo no te metas mucho en ello, ¿sí? No podría soportarte hablando de cosas resbalosas". Intentó cambiar el tema.

"Estás evadiendo mi pregunta", insistió Clarke.

"Y tú la realidad".

Clarke resopló molesta.

"¿Cómo van las cosas con Finn?", preguntó poco dispuesta a discutir con su mejor amiga por algo como eso, porque la conocía, no llegarían muy lejos.

"Por fin me pude deshacer de él. Me voy al campamento la siguiente semana y no más Finn Collins en mi vida", celebró. "Vine a reprenderte un poco Clarke. Es preocupante lo que estás haciendo, pero creemos que harás lo mejor"

"¿Creemos?"

"Por cierto, ¿Octavia? ¿En serio? Pensaba que yo era la mejor referencia para cosas nerds y escogiste a Blake para hablarte de Hogwarts y todo eso", pretendió llorar, "Imperdonable".

"Lo siento..."

"Lo pagarás el día que menos lo esperes, cuando más feliz seas. Ese día me vengaré", juró y sí, algunos años más tarde lo cumplió. Clarke vivió con ese miedo muchísimo tiempo. "Debo irme. Mi mamá quiere hacerme creer que me quiere y se ofreció a traerme, pero no creo que su paciencia sea más grande que su amor", dijo con cierto cinismo, "Hay una vida fuera de aquí, lo recordarás en cuanto salgas de aquí", le acarició el hombro con cierta condescendencia.

Y con la misma rapidez con la que llegó, se fue...

Se preguntarán qué fue eso que llevó Raven a Clarke con tanta prisa o la urgencia de implorarle a las tres de la mañana que le ayudara. Bien, Clarke tenía un pequeño delito -que no era el primero ni sería el último- que confesar pues, al llegar la media noche, se escabulló de la habitación. Sabía muy bien cómo pasar por la central de enfermería para evitar que la regresaran y fue hasta el pabellón donde se encontraba Lexa. Agradeció que su padre como Indra tuvieran el sueño pesado porque no era precisamente fácil entrar y salir con un suero de acompañante sin hacer ruido, pero tampoco quería esperar hasta el día siguiente para ir a ver si en realidad Lexa estaba bien.

27 días.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora