4 - La Dama De Elche

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Esa noche, antes de irme a casa, subí otra vez a la terraza con la excusa de volver a poner la silla donde estaba, pero primero dije que tenía hambre y agarré del mostrador una porción de pizza de muzzarella. A mí me dejan comer todo lo que quiera, así que no hubo ningún problema. Cuando vi que nadie me miraba, puse un papel sobre la silla, acomodé encima de la porción de pizza y enfilé para la escalera.
Don Mauricio seguía en la ventana. Le alcancé la pizza y empezó a comerla despacio, saboreándola. Le dije que la otra semana le iba a llevar más. Me agradeció y me pidió que fuera más temprano, así me mostraba las estampillas.
El sábado siguiente subí a eso de las ocho. Aproveché que todavía no había mucha gente y le dije a Enzo que me iba a comer una porción de fugazzeta a la vereda. José estaba ocupado haciendo cuentas que ni me vio cuando fui hacia la escalera

_Ah, que bien -dijo Don Mauricio cuando llegué-. No pensé que ibas a venir tan temprano ¿Qué me trajiste?

_Fugazzeta.

_Mmm, que rica...

Me paré en la silla, y apoyado en la ventana, empecé a mirar un álbum. Don Mauricio comía igual que la vez anterior, despacio y saboreando. Cada tanto hacía "mmm..." y seguía masticando. Empecé a hojear el álbum. Todas la estampillas eran de Italia. Había de todos los colores, con dubujitos de flores, de reinas con coronas, de mariposas, algunas tenían las banderas; otras escudos, me gustaron.

_Ahora te voy a mostrar uno especial - dijo don Mauricio, mientras se limpiaba uno por uno los dedos con una servilleta que tenía sobre la mesa.

Se corrió un poco hacia atrás y abrió un cajón. No se notaba que la mesa tuviera cajón porque él lo tapaba con el cuerpo. Era chico y estaba forrado con tela roja. Parecía el cofre de un tesoro. Sacó una cajita de madera lustrada, con tapa corrediza. La puso sobre la mesa y corrió la tapa. Lo primero que vi fue una mancha azul. Era una estampilla, por supuesto. Me acerqué más y la Mancha se aclaró. Se distinguía una cara. Don Mauricio me alcanzó la lupa. Vi unos ojos apenas abiertos, una nariz recta, una boca bien dibujada, un mentón redondo. Era la cara de una mujer. Me pareció un poco larga, seria. Tenía unos adornos a los costados de la cabeza, que parecían ruedas, y una especie de vincha sobre la frente amplia y despejada. Era una mujer de piedra, una estatua.

_Es la Dama De Elche - dijo don Mauricio-, una estatua muy antigua que encontraron en España, en un lugar que se llama Elche, precisamente. Fíjate que rostro tan misterioso. Seguramente era una reina. Parece que estuviera pensando en cosas importantes... O a lo mejor no, andá a saber... Por ahí estaba pensando en cualquier Pavada...

_O en alguna maldad. Tiene cara de mala...

_No... ¿Cómo va a tener cara de mala? Es hermosa, mirala bien.

La miré otra vez. Qué sé yo, para mí, muy buena no parecía.

_Esta estampilla ea muy valiosa, ¿sabés? Hay muy pocas en el mundo. La Dama De Elche la descubrió un campesino, mientras trabajaba la tierra. De la estatua te estoy hablando, ¿eh?

_Buenísimo. Me gustaría encontrar algo así en el fondo de mi casa.

_A mí también me gustaría.

_Usted no tiene fondo. Vive en un departamento

_Bueno, es un decir, nada más.

_¿Y hace cuánto la encontraron?

_En el año 1897. Es una obra de arte muy antigua.

¿sabés? Se calcula que debe ser del siglo V antes de Cristo

_¿Y la estampilla es de esa época?

_No, nada que ver - se rió don Mauricio-. En esa época no había estampillas. Ni papel. Es del año 1900. O sea, tres años después de que se encontró la estatua.

_¿Entonces la estampilla es valiosa porque es vieja?

_Más que nada porque hay muy pocas en el mundo. Y también por su historia.

_¿Su historia?

_Sí, parece que se hizo especialmente para recibir la llegada del siglo veinte. Eso no tenía nada de original, porque casi todos los países del mundo la hicieron. En todas partes se imprimieron miles y miles de estampillas con las dos equis en la parte inferior, y también arriba o al costado, que anunciaban el nuevo siglo. Pero hete aquí que con nuestra señora misteriosa sucedió algo diferente.

_¿Y...? ¿Qué pasó? - el suspenso me ponía nervioso.

_Pasó que hubo un gracioso, no se sabe quién, que hizo un pequeño cambio en una plancha de estampillas. Agregó una equis a las dos que correspondían al siglo veinte.

_¡Puso siglo treinta...!

_Así es. Y cuando se descubrió la bromita, se tiró toda la plancha a la basura. Mejor dicho, se ordenó destruir la plancha completa, pero el encargado de hacerlo no obedeció y se guardó algunas estampillas, quizás unas diez o veinte, no se sabe con seguridad. Lo que sí se sabe es que, actualmente, una está en un museo, en Nueva York, otra la tiene un millonario Italiano, otra un coleccionista japonés y nada más. El resto, se ignora. Claro que yo...
Don Mauricio hizo otra pausa misteriosa y yo me di cuenta de todo.

_Usted tiene una... Está - dije señalando la cajita de madera.

_Mirala bien- me dijo, alargándome la lupa.

La miré otra vez. Lo primero que vi ahora, o que me pareció ver, fue que la Dama De Elche me sonreía. Estoy loco, pensé. No era una sonrisa común. Era algo como un gesto de toda la cara. Más que nada, un gesto a medias entre la boca y los ojos. Sí, estaba loco. No miré más la cara y empecé a estudiar los bordes. Abajo había una franja dorada con letras en marrón oscuro; se leía: España. Arriba, en el medio: La Dama De Elche. En el costado izquierdo, un poco más abajo: 50 cts. Y en el costado derecho, a la misma altura: Correos. A los largo del borde derecho, en letras chiquitas, decía algo. Di vuelta la cajita y leí: siglo XXX.










OTRA VEZ PERDÓN :'( Y MÁS CON ESTE LIBRO AQUÍ LES TRAIGO EL CAPÍTULO COMPLETO, EN UN MOMENTO PENSÉ DIVIDIRLO EN DOS PARTES, PERO CÓMO TARDE MUCHO EN ACTUALIZAR LES DEBÍA ESTO POR LO MENOS, SIN NADA MÁS QUE DECIR, NOS VEMOS PRONTITO.

Un Secreto En La Ventana (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora