3 - La Ventana Indiscreta [Parte 1]

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A Don Mauricio lo conocí al poco tiempo de empezar a trabajar en la pizzería, una noche que subí a la terraza a buscar una silla. Nunca lo había visto en La Boca conozco a todo el mundo. Después me enteré que no salía de su casa porque estaba enfermo.
Era la primera vez que subía a la terraza. La pizzería estaba llena y faltaba una silla para completar una mesa; la última mesa para cuatro, que ocuparon cinco. Y ni una silla sobraba en las otras mesas. Menos mal que José se acordó que en la terraza quedaba una de las viejas.

_Andá a buscarla, Manuel. Le pasamos un trapo y listo. Es vieja, pero está sana - me dijo José-. Encendé la luz, que si no, no las vas a encontrar. La llave está al lado de la puerta.
Subí. La puerta de la terraza está en un pasillo, al final de la escalera. Encendí la luz. La terraza es chica y está llena de cosas. Hay de todo: cajones de cervezas, canastos, dos mesas; todo amontonado debajo de un techo que cubre, más o menos, media terraza. Me entretuve mirando las cosas y buscando la silla, que al final encontré debajo de una de las mesas. Mientras la estaba sacando, alguien me chistó. Me asusté, pero enseguida pensé que era José que quería hacerme una broma. Me pareció raro, porque José no es de hacer esas cosas, pero, qué sé yo. Fue lo único que se me ocurrió.

_¿Sos vos, José? - pregunté, mirando hacia la puerta

_No, soy yo- dijo una voz totalmente desconocida para mí

Me di la vuelta de golpe y lo vi. A él y a la ventana. Todo junto. Un círculo apenas iluminado y una cabeza pelada. Y un par de anteojos. Eso fue lo que vi.

_Hola. Yo soy Mauricio; y vos, ¿quién sos?

_Yo soy Manuel y trabajo en la pizzería- le dije, todavía con un poco de miedo.

_¿Ah, sí? ¿Y qué haces?

Pensé que no le importaba, pero igual le contesté. Más o menos le expliqué cómo era mi trabajo y le conté que vivía enfrente con mi hermana y Lucas.

_Yo vivo solo -dijo-. Tengo una nieta que vive en Salta. Es maestra y se fue a enseñar allá. Cada tanto viene y me quiere llevar, pero yo no me voy de La Boca. Nací acá, sabes. Y acá me voy a morir -dijo muy serio- Sabías que antes vivía un señor llamado El Cholo Pellegrini, era un amigo mío.

Negué con la cabeza y me quedé mirándolo. No sabía qué decir. Por un lado quería irme con la silla, que para eso había subido. Pero, por otro, me daba no sé qué dejarlo ahí, solo. Fue entonces cuando me pregunté que estaría haciendo, sentado junto a la ventana. Parecía ocupado en algo.

_¿Me podés hacer un favor? -me dijo- ¿Ves esa maceta que está debajo de la ventana? Adentro hay una pinza. Se me cayó ayer. Fijate si la encontrás.

Era una maceta grandota, llena de arena, con una planta de plástico reta y sucia. Entre la arena había una pinza de depilar como la que tiene mi hermana en el armario de baño. Para alcanzársela tuve que poner la silla delante de la maceta porque la ventana está un poco alta. Parado en la silla podía ver perfectamente lo que hacía don Mauricio.

_¿Te gusta mi álbum? -me preguntó-. No me dió tiempo a contestarle y siguió. -Colecciono estampillas. Es mi pasión. Tengo sesenta y tres álbumes más, iguales a este. Mira allá. ¿Los ves? -dijo, señalando la pared que enfrentaba a la ventana.

Distinguí una biblioteca que me pareció llena de libros, pero me explicó que eran los álbumes.

_Tengo libros, también. Pero están en la biblioteca del dormitorio. Esta la hice especialmente para las estampillas.

Don Mauricio estaba sentado ante una mesa donde había una lámpara con la luz abajo, que iluminaba todo en detalle...

Un Secreto En La Ventana (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora