17 - Mozo, Traiga Otra Copa

52 2 0
                                    

_Una pogción de esa pizza de vegdugas tan grica...

_¿Nada más? -se metió Etelvina.

_Espego amigos en casa paga comeg. La vegdad, vine a escuchag al cantog.

_Ah, me parece muy bien. Jorge es un cantor de primera. ¿Y qué va a tomar?  -siguió Etelvina.

_Me gustaguía una copa de vino.

_Vos traé la pizza, que el vino se lo pido a José -me dijo Etelvina, y aproveché para alejarme.

Cuando volví con la porción de pizza, José servía vino para los tres, mientras charlaban como viejos amigos. No me quedé a escuchar, preferí irme rápido. Jorge había empezado a cantar otra vez.

¡Mozo! Traiga otra copa
Y sírvase de algo el que quiera tomar,
Que ando muy solo y muy triste
Después que supe la cruel verdad.

Etelvina seguía la canción moviendo los labios y entrecerrando los ojos. El francés comía la porción de pizza y movía la cabeza para arriba, para abajo y hacia los costados, acompañando la música. Yo no podía dejar de mirarlos. En un momento, el francés me clavó los ojos y sonrió. Me dio vergüenza, porque evidentemente se había dado cuenta de que lo estaba mirando.

Salí a la calle desconcertado
Sin saber cómo hasta aquí llegué
A preguntar a los hombres sabios,
A preguntarles qué debo hacer.

Miré para otro lado. No quería que el tipo pensara que soy un maleducado de esos que miran fijo a la gente y no le sacan los ojos de encima. Pero me pasó algo raro, porque aunque traté de concentrarme en Jorge y en el tango que estaba cantando, igual sentía que el francés me miraba. Sentía sus ojos fijos en mí. Eso me dio mucha curiosidad, así que volví a mirarlo. Entonces me sonrió otra vez y me llamó con la mano.

¡Mozo! Traiga otra copa
Y sírvase de algo el que quiera tomar.

Jorge terminó de cantar y todos aplaudieron, bien fuerte gritaron “otra” y “grande, Jorgito”. Esto último lo gritó Etelvina, que aplaudía con los brazos levantados.

_A ver, José, una copa para el cantor -ordenó, contenta.

José sirvió el vino y Etelvina le dio la espalda al francés para charlar con Jorge.
Mientras tanto, yo ya había llegado hasta el francés. El tipo seguía sonriendo.

_¿Queggués ganagte una pgropina? - me preguntó.

_¿Quiere que le traiga otra porción de pizza? -respondí con otra pregunta.

_No. Ggracias. Lo que quiego es que me ayudes a llevag aggunas pizzas hasta el depagtamento, pogque espeggo a unos amigos.

_Bueno -dije-. Cuando quiera.

Mientras José le entregaba cuatro cajas de pizzas, oí un chistido agudo y suave a la vez, que venía del fondo. Era Gonzalo. Me miraba con cara de sorpresa. Hizo un gesto con la mano, como preguntando ”¿qué pasa?”. No le contesté para no llamar la atención, pero le hice otro gesto, moviendo la cabeza para los costados, como diciendo “no pasa nada”. El francés me alcanzó dos cajas, agarró las otras dos y nos fuimos.












Sólo quedan 5 capítulos. Bye.

Un Secreto En La Ventana (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora