Capítulo VIII

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Steve POV

Abrí lentamente mis ojos al sentir un olor peculiar y diferente a lo usual. Vi el rostro de Tony relajado, estaba durmiendo tranquilamente a mi lado. En un segundo, como resumen de película, todas las imágenes de la noche anterior pasaron por mi mente. Me sonrojé al reconocer todo lo que había hecho anoche y cómo me había comportado, nadie había logrado ese cambio en mi. Recorrí la habitación con la mirada en busca de un reloj que me indicara la hora para orientarme, no quería moverme mucho para no despertar a Tony.

— A que abro los ojos y me encuentro con un Steve totalmente radiante, a pesar de la gran noche que tuvo.

Y así fue, Tony abrió levemente los ojos y sonrió mientras se frotaba con la mano el rostro. Me dedicó una mirada tierna y se volteó para apoyarse en su codo.

— Buenos días Tony
— Buenos días chico ángel. Acércate, te tengo que contar un secreto. —se movió un poco.— Observa tu creación, nadie se hubiera imaginado a un Tony así.

Sonrió levemente y tomó mi mentón para besarme, le correspondí el beso. Recordé que aún era un día de trabajo y ambos debíamos presentarnos en la oficina. Me levanté y noté que el castaño comenzaba a hacer un puchero, reí.

— Oh vamos Tony, levántate. Ambos tenemos que ir a trabajar.
— Podemos faltar libremente
— ¿Los dos? ¿El mismo día? Estás loco, ya sabes los rumores de la oficina.
— ¿Y qué tienen de malo? Así ya todos podrían confirmar que eres mío.
— Uy si. Me iré yo primero para ir a casa y ducharme, no puedo ir con el mismo traje y camisa.
— Al menos desayuna conmigo Stevie.
— Mmm... No, ya se me hace tarde... —sonreí.

Tomé el resto de mi ropa que se encontraba esparcida por el suelo de la habitación y le di un beso en la frente para despedirme.

...

Crucé las puertas del edificio con una mordida de manzana en mi boca y justo me topé con Peggy en el camino.

— ¡Hola Steve! Oh, buen provecho jajaja.
— Buenos días Peggy, jajaja lamento que me veas así.
— Nah, no te preocupes, todos llegamos tarde aunque sea una vez... Oye por cierto, ¿No has visto al Sr. Stark? Ya se le hizo tarde a él también y tenía citas desde la mañana.
— Eh no, no lo he visto desde la tarde de ayer. —exclamé fingiendo extrañeza.
— Qué raro, ya tenía bastante tiempo que no llegaba tarde. Antes solía saltarse las primeras horas del día y llegar con una cara que gritaba "resaca" a toda costa. Pero eso ya había cambiado...

Me incomodé un poco al escuchar eso, ¿tan fiestero había sido antes?. No me dio tiempo a responder porque Peggy se disculpó y se alejó mientras contestaba la llamada que estaba recibiendo.

Cuando ya me encontraba en mi oficina, prendí el ordenador y organicé un poco el calendario que tenía para ese día, tenía unas citas importantes programadas con unos empleados. Al poco tiempo recibí un mensaje de Tony diciendo que era urgente hablar.

Por un momento pensé que era una broma, que sólo era una excusa inventada para volver a estar conmigo cuanto antes, ya lo había hecho y podía volverlo hacer fácilmente. Luego recordé que normalmente, él solía ir directo al grano y decía que quería verme. Entre dudas, terminé lo que me encontraba haciendo para poder recibir la siguiente cita con un empleado diferente. Tony tenía que esperar, ya no podía hacer cambios en mi agenda.

El empleado era Damien, un chico joven, atractivo según decían los rumores. Se podía ver que muchas chicas se morían por recibir un poco de atención suya. Él era muy amable y amistoso, pero cortaba un poco los lazos cuando percibía que alguien comenzaba a gustar seriamente de él, era todo un casanova.

Empleado del mes (Stony)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora