Capítulo II

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⚫ ⚫Cinco años después ⚫⚫

-¡Oye Jisung! - gritó un chico. El aludido volteó a ver - ¿Pensé que ibas a desertar? 

El chico bufó - Ojalá pudiera hacerlo. Mis padres han dicho que sí quiero seguir teniendo su dinero en mi tarjeta, no puedo abandonar la universidad. 

-Lo bueno es que es el último año... 

Los chicos continuaron con su plática mientras se dirigían al aula de su primera clase. 

La universidad era un edificio amplio e iluminado en medio del campus. Era un lugar prestigioso donde aspiraban entrar la mayoría de coreanos. 

Jisung entró al aula, reconoció algunas caras conocidas, a las que saludó de lejos y se sentó en la parte trasera del aula. 

Aquel curso lo llevaba solo porque era requisito para graduarse, de lo contrario era una pérdida de tiempo pues no le servía para nada en su carrera. Uno de sus amigos se sentó frente a él y se volteó para conversar con él mientras él profesor llegaba. 

-Jisung, este fin de semana haremos una fiesta por el inicio del semestre y nuestro último año de universidad, ¿te apuntas? - preguntó el chico. 

Aquel chico era su amigo de toda la vida, era unos centímetros más alto que él y llamaba la atención en cualquier lugar al que entrara por su buena apariencia. 

Se notaba que aquel día no había tenido tiempo suficiente para arreglarse. Llevaba el cabello castaño oscuro aún mojado, el cuello de la camisa lo tenía mal doblado y unas gotas de su sudor empapaban su frente.

Jisung extendió su mano y acomodó la camisa de su amigo. Un leve sonrojo cubrieron las mejillas del castaño ante aquel gesto, pero Jisung decidió ignorar ese hecho. 

-¿En dónde será? - preguntó. 

-Será en el bar de siempre - dijo aclarándose la garganta. 

-Hyunjin, siempre escogen el mismo lugar, ¿saben cuántos bares hay Corea? 

-Lo sé, pero no todos tienen el dinero que tú tienes, así que no todos se pueden dar el lujo de pagar cosas caras o caprichos. 

Jisung lo miró entrecerrando los ojos. A lo que su amigo agregó rápidamente. 

-No estoy diciendo que seas caprichoso es solo qué...

En ese instante el profesor entró al salón, por lo que Hyunjin volteó hacia el frente. Jisung solo se relajó en su asiento y miró a su profesor. 

-Buenos días, soy el profesor Chan. Sé que muchos no tienen interés en este curso, pero les aseguró que no será tan fácil como creen. 

El profesor habló un par de minutos más, dio unas cuantas reglas y comenzó a impartir la clase. 

Las horas pasaron lentamente entre clase y clase. Aquella tarde también tenía que llevar un curso innecesario para su carrera pero necesario para graduarse.
Tenía obligatoriamente que llevar un curso de deportes. Había escogido el mismo que su amigo por lo menos para que no fuera tan aburrida la clase.

Entró junto a Hyunjin al salón de arquería. Algunos estudiantes ya se encontraban ahí, todos voltearon a verlos al entrar, más por Hyunjin que por él, a él solo lo volteaban a ver por su dinero. 

No pasó desapercibido para Jisung que sólo un chico de cabello rubio cenizo fue el único que no volteó a ver. No recordaba haber visto a aquel chico nunca, él conocía a todos los estudiantes de la universidad, tanto porque era popular como también porque era hijo del director de la universidad. 

El profesor entró rápidamente al salón y ordenó a todos que se sentaran en el suelo del mismo. 

-Muchachos, soy el profesor Min. Estoy a cargo del equipo y club de arquería. Veo caras conocidas y otras no tanto - dijo echándole un ojo a Jisung y Hyunjin - Me alegro mucho que seleccionaran este curso, será bastante interesante y tendremos varias competencias durante el año. Para iniciar probaré sus habilidades con el arco para ver por donde tenemos que empezar a trabajar. Los llamaré uno por uno para que pasen al frente. 

El profesor tenía bastante energía, comenzó a llamar uno por uno para ver sus lanzamientos de flecha y ver sus debilidades y fortalezas. Varios chicos habían fallado y otros no lo habían hecho tan mal, pero nadie había hecho un tiro perfecto. 

El profesor llamó a Hyunjin, este se incorporó rápidamente y se colocó en el punto de tiro. Tomó posición y disparó con seguridad. La flecha no dio en el centro de la diana pero sí bastante cerca. Se escucharon varios murmullos de admiración. Hyunjin sonrió con autosuficiencia y se dirigió a dónde se encontraba su amigo, se sentó a su lado y Jisung le dio unas cuantas palmadas en la espalda. 

-Eres bueno - exclamó por lo bajo. 

Su amigo agachó la cabeza y sonrió nerviosamente, sus mejillas se sonrojaron ante el cumplido. 

-Han Jisung - llamó el profesor Min. 

Jisung se puso en pie. Tomó posición con el arco y disparó. Era bastante malo en aquello, la fecha ni siquiera pegó en la diana. Suspiró profundamente y retornó a su lugar. 

-No entiendo por qué escogiste este deporte si tienes pésima puntería - comentó Hyunjin. 

En ese momento el profesor llamó a un chico pelinegro que se levantó rápidamente y tomó lugar para disparar. 

-No me interesan este tipo de deportes, sólo las carreras de autos - susurró Jisung - Solo matriculé este curso porque también matrículaste. De lo contrario no me interesa, sería aburrido. 

Hyunjin se sonrojó nuevamente y sonrió mientras observaba que el pelinegro también tenía buena puntería dando casi cerca del centro para luego retornar a su asiento. 

-Lee Minho - dijo el profesor. 

El chico pelinegro que se acaba de sentar, se levantó rápidamente de su asiento otra vez y se acercó al chico de cabello rubio que los había ignorado al inicio de la clase. 

Todos les prestaron atención. Jisung comprendió por qué aquel chico no había volteado a ver.
El pelinegro ayudó a Minho a levantarse, le entregó su bastón y lo guió hasta el punto de tiro. 

Todos en el aula comenzaron a murmurar. Aquel chico era no vidente, cómo lograría lanzar se preguntaban los unos a los otros. 

El pelinegro le quitó el bastón y en su lugar le dio el arco, luego le susurró algo al oído y dio unos pasos atrás. El castaño tomó posición, respiró profundamente y tiró la flecha, la cual fue a parar  directo en el centro de la diana. Un tiro perfecto. 

Todos se quedaron estupefactos y con la boca abierta. El pelinegro se acercó al rubio, le dio unas cuantas palmadas en la espalda y lo ayudó a regresar a su lugar. 

-¡Ese es mi jugador estrella! - exclamó el profesor. 

Luego de que todos terminaron de lanzar y varias explicaciones sobre el deporte, pasaron el resto de la clase practicando tiros. 

Jisung se enteró por sus compañeros que el tal Minho era no vidente desde hacía cinco años y que practicaba aquel deporte desde que se encontraba en primaria. También, descubrió que el pelinegro se llamaba Changbin y era el mejor amigo del rubio y que desde que su amigo había perdido la vista lo ayudaba en todo y gracias a él; por sus indicaciones, Minho había logrado volver a dar en la diana. Ahora entendía que le había susurrando en el oído antes de lanzar. Aquel hecho le parecía increíble, pero no tenía relación con él.
Jisung descubrió que era pésimo para el tiro al arco, pues durante toda la clase no logró pegarle a la diana.

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