La marca del lobo (Igereth #1)

La carta

—No voy a salir con Kyle para que James y tú tengan una cita. Sean maduros y enfréntenlo.

Irina me dio la espalda y se acomodó en su ventana. Me recordaba muchísimo al primer día en que vimos a James, sólo que ahora nevaba.

—¿Enfrentar qué?

—Que se gustan.

—No me…

—Nina, nunca me has mentido. No empecemos ahora. Si no quieres decírmelo, está bien.

—Pero Mel…

—Oh, vamos, sólo quieres tener la oportunidad de besarlo de nuevo, ¿cierto? Admítelo.

Estaba bromeando, pero Nina se quedó mirando los copos de nieve que cubrían el patio central.

—¿Nina?

—No es eso —dijo ella en voz baja—. La verdad es que no tengo idea.

—Tal vez sólo besa bien —dije intentando que captara que tenía que reírse conmigo.

Ella frunció el ceño.

—Es demasiado obvio que ha pasado mucho tiempo practicando —suspiró—. No lo sé, Mel.

—Es que…

Pero no fui capaz de seguir, hubo un pequeño plop y dos sobres aparecieron al pie de nuestras camas.

—¿Qué es eso? —pregunté tomando el mío.

Srta. Emmeline Swift.

Presente.

—Probablemente otra carta de la mujer de la Cofradía, ¿qué más va a ser?

—No, mira, tiene nuestros nombres. Y el sello de la academia.

Irina parpadeó un segundo en mi dirección y luego cuidadosamente dejó el libro.

—¿De qué hablas?

Alcé la parte posterior para que lo viera.

Irina se incorporó, tomó el suyo al vuelo y rasgó el sobre. Sus ojos recorrieron las líneas escritas y supe que algo andaba mal. TERRIBLEMENTE MAL.

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CHAN CHAN CHAN